Cómo nació el sitio web "Conoceréis la Verdad"

Una breve historia que puede ser de bendición

por Daniel Sapia

 

Este breve testimonio seguramente no lo habría escrito si no hubiera recibido el consejo y aliento de un hermano que, habiéndose enterado del mismo en una conversación privada, percibió que compartirlo públicamente podía ser de bendición para hermanas y hermanos en Cristo que deseen trabajar para el Reino de Dios, pero que tal vez no sepan cómo ni por dónde empezar. Es por eso que me he decidido... y aquí estamos.

Corría el mes de Julio de 1999. Hacía 7 años que había aceptado a Cristo en mi corazón como mi Señor y Salvador, y casi 2 años que había recibido las aguas del Bautismo.

En aquél tiempo Internet había dejado de ser un servicio exclusivo para ciertos niveles sociales de Argentina, y contraté una conexión hogareña para navegación y correo electrónico. Una vez en régimen de uso y familiarizado con la nueva tecnología, le ofrecí a mi pastor la posibilidad de contar con una página web para nuestra Congregación, la cual me encargaría de desarrollar y administrar. Dicho proyecto consideraba exponer datos de ubicación, días/horario de cultos como así también selección de sermones, devocionales y otras informaciones de interés. Aprobada la propuesta, con mucho entusiasmo puse manos a la obra en el desarrollo del sitio web el 19 Julio de 1999. La página fue inaugurada a fines de ese mes, y fue creciendo en contenidos durante varios meses. Ya a principios del año 2000 poseía una estructura muy cercana a la ideada originalmente; y para el mes de Abril del mismo año estaba en régimen de funcionamiento tal cual lo proyectado.

Era Mayo de 2000 y la página web de nuestra Comunidad ya era una realidad. Me encontraba feliz por haber podido contribuir, aunque sea desde lo tecnológico, a llevar la Palabra del Evangelio “por el mundo”. Es importante aclarar que si bien yo desarrollaba personalmente el sitio web, mi compromiso con nuestro pastor era que todo lo que allí se expusiera debía contar con su aprobación. A la vez que esto me parecía lógico, por otro lado no propiciaba el ámbito ideal para colocar material de mi “inspiración personal” (por llamarlo de alguna manera). Esta situación me fue llevando a anhelar desarrollar una página web PROPIA, que contuviera exclusivamente lo que “yo deseara”. Una vez que consideré viable el proyecto, pues, me vino la gran cuestión: "y ahora... ¿qué publico?"

Estuve durante 15 días “rompiéndome la cabeza”, pensando en los contenidos de mi website: himnos cristianos en formato midi... fondos de pantalla con versículos bíblicos... Estaba bien, pero no alcanzaba. No justificaba el desarrollo de un nuevo sitio web. Y mis ganas no cesaban. Comencé a sentir una especie de intranquilidad, porque “quería... pero no sabía cómo.”.

Entonces... el 20 de Mayo de 2000 hice lo que debí hacer desde un principio: oré al Señor pidiéndole que Él me mostrara en QUE COSA deseaba que Le sirviera, la cual seguramente tenía reservada para mi desde el primer momento. Recuerdo que mis palabras fueron: -“Señor, te alabo por lo que hiciste conmigo, con mi vida, con mi casa. Esto que he recibido anhelo que lo tengan otros. Padre: HEME AQUÍ.. Quiero servirte, pero no se cómo. Tú lo sabes y te pido me lo muestres. Te lo ruego!, en el Nombre de Jesús. Amén!.”

Una vez concluida la oración me fui a dormir confiadamente, sabiendo que el tema ya no dependía de mi o de mis capacidades, sino que ahora estaba en las mejores manos.

El 22 de Mayo de 2000, a menos de 2 días de mi oración, recibo un email de un amado hermano mexicano, administrador de un sitio cristiano de reflexiones bíblicas, compartiéndome un enlace para visitar un website (en inglés). No dejó de causarme sorpresa, porque no sólo nuestra comunicación por correo electrónico en cuestiones personales no era “de todos los días” ni mucho menos en temas apologéticos, sino que además este hermano nunca me había aconsejado visitar sitio web alguno, ni jamás lo volvió a hacer desde aquella oportunidad (reitero: Mayo 2000). El mensaje simplemente decía: -"Daniel, mira esto", seguido del link.

Hice clic en el enlace, se abrió una nueva ventana de exploración, se puso oscura, la barra del navegador indicaba progreso en la carga... Mientras tanto yo no estaba pensando nada en particular, sino sólo intrigado por el contenido de la página “recomendada”. De repente se desplegó una foto en la pantalla, y sin siquiera pensarlo señalé con el dedo el monitor y exclamé: -“DE ESTO TENGO QUE ESCRIBIR.

En ese momento fui consciente de todo lo que había sucedido en esos 10 segundos. Me vi a mi mismo señalando una foto en el monitor de mi PC, la cual marcaría indeleble el contenido central del sitio web. El Señor había respondido de manera contundente a mi reciente oración. ¿La fotografía? --> ESTA, tomada “casualmente” 2 meses antes de ese día.

Así fue como esa misma noche comencé a trabajar en el desarrollo del website.

Pues entonces... ¿cómo se llamaría? Tomé mi Biblia en búsqueda de la palabra o frase que resumiera el enfoque elegido. Recordaba que en el Evangelio de Juan había una porción que hablaba de la importancia de “permanecer en la Palabra de Dios” en lugar de creer y obedecer tradiciones incomprobables o dogmas religiosos. Busqué... y hallé en el Capítulo 8 una promesa del mismo Jesús dirigida a quienes permanecieran en Su Palabra: -“Conoceréis la Verdad”. (Juan 8:32)

En apenas 1 semana tenía lo mínimo necesario: un índice y varios artículos. Como necesitaba colocarla en un servidor de Internet, había también gestionado el hosting  en un sitio de “servicio gratuito” (Geocities).

Así las cosas, a principios de Junio 2000 “Conoceréis la Verdad” fue inaugurada oficialmente. El contenido era escaso y el diseño evidenciaba mis limitaciones. A esto se le sumaba un factor que no era de mi agrado: las publicidades obligatorias que se desplegaban cada vez que se habría una ventana nueva (por ser un sitio de hosting gratuito).

Luego de un par de meses, y teniendo el sitio una buena cantidad de material disponible, mi disconformidad por las publicidades inadecuadas al sentido de la página fue creciendo. Había tomado la decisión de contratar un hosting privado, con costo pero sin publicidades. Si bien así lo había decidido, mi Padre Celestial me tenía preparada otra sorpresa.

A las 48 horas de tomar la decisión de pagar por un host privado, recibo un email que me dejó inmóvil mirando la pantalla. Cuando pude reaccionar llamé a mi esposa para leérselo. Me escribía -nada menos- el Administrador del sitio cristiano hispanoparlante más popular del mundo, nada menos que de La Web Cristiana de Iglesia.net (España). En pocas palabras, me felicitaba por el trabajo y me ofrecía la posibilidad de colocar el sitio de manera gratuita, sin publicidades y sin límite de espacio en su propio servidor. Y como si esto fuera poco, me decía que “se sentirían honrados” de que yo aceptara su propuesta. Realmente la emoción era infinita.

Al día siguiente comencé los trámites técnicos y en una semana mudé el sitio completo a La Web Cristiana, adoptando desde ese momento la URL definitiva: www.conocereislaverdad.org.

 

Si yo mirara para atrás y me viera antes de mis comienzos, jamás allí hubiera supuesto que hoy tendría el privilegio de poder estar sirviendo al Señor de la manera en que me permite hacerlo. ¿Qué pasó en el medio? ¿Qué hice de extraordinario? Pues, nada diferente a lo que vos, mi hermano o mi hermana, puedas hacer. El Señor bien podía haber enviado a Sus ángeles a que predicaran el Evangelio. Pero en Su perfecta Soberanía determinó que fuéramos nosotros, Sus hijos e hijas guiados por el Espíritu Santo, quienes le sirviéramos como embajadores de Su Palabra. No obstante debemos tener en cuenta que hay 2 requisitos que son imprescindibles: Corazón dispuesto y manos limpias. El resto lo hace nuestro Padre Celestial. Y si consideras que no tienes “capacidad” o “sabiduría” o “conocimientos” para que el Señor te use, recuerda una cosa: “DIOS NO SE SIRVE DE LOS CAPACITADOS, SINO QUE CAPACITA A QUIENES LE SIRVEN”.

¿Hacia dónde me llevará el Señor? ¿Qué caminos tomará mi trabajo? Sólo Él lo sabe. Yo, confiado, me abandono en sus brazos, renovando cada día el compromiso que adquirí allá por Mayo de 2000: SEÑOR, HEME AQUÍ.

Firmes y adelante, que la mies es mucha.

Fraternalmente en Cristo

Daniel Sapia

 

Daniel Sapia - "Conoceréis la Verdad"

Apologética Cristiana - ® desde Junio 2000

www.conocereislaverdad.org