El
Cristianismo... ¿ una Secta ? |
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Hace unos días visitando una página de Apologética Católica, encuentro un espacio destinado a explicar cuales son los elementos que definen una secta. Mi asombro fue mayor, cuando leí que dentro de las sectas, estaban enumerados los Cristianos Evangélicos. Estudiando profundamente su contenido pueden verse una cuestión muy interesante. He aquí el texto de la primera de esas características:
"La palabra secta, viene del latín secare: sectar, cortar (...) secedere: separar".
Está presente la idea de separación y también la de seguimiento.
"Se trata de seguir a un maestro, a un líder. De hecho en muchas sectas sucede así". http://www.churchforum.org.mx/info/falsos_profetas/sectas/Sectas1.htm
Si
la separación y el seguimiento de un maestro o líder son
características que identifican a una secta, entonces no estamos diciendo
otra cosa, sino que los Apóstoles y los primeros cristianos fueron una
secta, separada de las costumbres del mundo, seccionada de la religión
tradicional y oficial y seguidores de un Maestro o Líder, Jesucristo.
Curiosamente como sucede hoy con los
Como ayer, los Cristianos son considerados secta por el mundo y también por la religión oficial (Hechos 28:22) ¡Gracias a Dios!, seguimos "al Maestro". Esta "característica sectaria" la practicaban los primeros cristianos:
"Cuando
llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos".
(Hch. 2,14) "Todos
los que habían creído estaban juntos y tenían en común todas las
cosas" (Hch.2,44) "Y
la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y
ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían
todas las cosas en común" (Hch 4,32) "¡Oh
almas adúlteras!¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra
Dios?" (Santiago 4,4) "Si
fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del
mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece"
(Juan 15,19)
Somos seguidores de Jesucristo, y por lo tanto enemigos del mundo, no del mundo creado por Dios, sino del mundo en cuanto enemigo de Dios. Esta acusación de la religión oficial se da, sin embargo, de una manera radical dentro de sus filas.
Basta observar sin mayor detenimiento como esta característica sectaria se da (también) plenamente en la "vida consagrada". La Encíclica de Juan Pablo II sobre "La vida consagrada" menciona: "...nunca han faltado hombres y mujeres que dóciles a la llamada del Padre y a la moción del Espíritu han elegido este camino de especial seguimiento de Cristo para dedicarse a Él con corazón indiviso (...) han dejado todo para estar con Él, al servicio de Dios y los hermanos. (...) La vida consagrada está en el corazón mismo de la Iglesia como elemento decisivo de su misión..." (nn. 1 y 3) "... con la separación interior y exterior del mundo testimonian el carácter provisorio del tiempo presente" (n. 7)
En
primer lugar, los religiosos se apartan del mundo, no sólo con su
pensamiento y actitudes, sino también físicamente, recluyéndose
en lugares cerrados o aislándose en pequeños grupos. Basta mencionar el
n. 59 de la Encíclica: "... la vida de las
monjas de clausura (...) no
es otra cosa que un viaje a la Jerusalén celestial y una anticipación
escatológica, abismada en la posesión y contemplación
Cristo, en la oración por sus discípulos dice: "Padre, no te ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal" (Juan 17,15).
Los Cristianos Evangélicos viven en medio del mundo, pero guardándose de él. Los religiosos, por el contrario, se aislan, se separan, se "cortan" del mundo. De manera que no hay actitud más sectaria que esta y sin embargo la Iglesia la critica y a la vez, la considera "elemento decisivo de su misión". ¿Cómo se entiende esto?. Podríamos mencionar cientos de textos más y situaciones que dan por tierra esta acusación.
El segundo aspecto al que hace referencia el texto inicial, es el del "seguimiento" de un líder, un maestro como característica para reconocer una secta. Los Cristianos Evangélicos nos caracterizamos por seguir a "un solo Maestro", a "un solo Señor", Jesucristo, el Hijo de Dios, Dios también Él. "Sólo El tiene palabras de vida eterna".
Nuestro Líder y Maestro es el Señor, quien nos invita a seguirlo: "Venid a mí", "aprended de mí", "toma tu cruz y sígueme", "Yo soy el camino", y tantas otras expresiones que podríamos citar del Redentor del mundo en su Santo Evangelio.
Los
religiosos, sin embargo, responden primeramente a la Autoridad Jerárquica
de la Iglesia y a sus requerimientos. En segundo lugar, siguen a un
fundador, quien por una "inspiración del Espíritu Santo", da a
luz un estilo de vida. Su espiritualidad misma, responde a los
requerimientos del fundador. Por eso
A propósito, el n.36 de la Encíclica dice: "Ante todo se pide la fidelidad al carisma fundacional y al consiguiente patrimonio espiritual de cada Instituto. Precisamente en esta fidelidad a la inspiración de los fundadores y fundadoras, don del Espíritu Santo, se descubren más fácilmente y se reviven con más fervor los elementos esenciales de la vida consagrada".
El Cristiano Evangélico es fiel a la única verdad, la Palabra de Dios y al único fundador, Jesucristo, pues Él no puede engañarse ni engañarnos. Él es Dios.
En
conclusión, dos son las características primitivas que identifican una
secta: la separación y el seguimiento de un líder o maestro.
Ambas se cumplen de una manera radical en la Iglesia romana, y no así en
los Cristianos Evangélicos, quienes siguen las enseñanzas de Cristo,
despojados del espíritu del
Nota del Webmaster
A modo de complemento de esta interesante y excelente reflexión que nos compartiera nuestro Hermano Alejandro Matos, deseo exponer un texto alojado en el mismo sitio católico de donde proviene el comentado por Alejandro. Y deseo compartirlo porque no sólo allí menciona la condición de "sectarios" de los Cristianos Evangélicos, sino porque expone argumentos que me han dejado realmente sorprendido, los cuales expongo y comento a continuación:
Dice el sitio Churchforum.org sección "Sectas" apartado "Cristianos Evangélicos" : http://www.churchforum.org.mx/info/falsos_profetas/sectas/xtianos.htm
Aclaración: Cómo generalmente sucede, este autor también se equivoca al suponer que para un Cristiano Evangélico las "buenas obras" no son importantes. Por supuesto es importante que el Cristiano nacido de nuevo sea un "obrador de bien", pero NO para merecer la salvación SINO por haberla recibido. No PARA recibirla sino POR haberla recibido. Dicho de otra manera: la fe auténtica, la fe salvífica, obrará en la persona la regeneración espiritual que la transformará en "obradora de bien". Y NO AL REVÉS, o sea, suponer que "por hacer buenas obras MERECERÉ la gracia de la salvación" (porque además es una contradicción, ya que un regalo no se merece, porque deja de ser un regalo y pasa a ser un pago). Recomiendo completar con "la salvación por fe"
Incógnita: Sin ánimo de ser ofensivo, pregunto ¿cómo pueden conocer estas personas algo que en sus vidas no ha sucedido? (pero que fervientemente anhelo que suceda) ¿Cuánta propiedad y autoridad pueden tener sus opiniones? ¿Cómo pueden saber lo que sucede en el INTERIOR de las personas que experimentan algo que ellos no han vivido?
Bien, consideremos que el texto que a continuación expongo son expresiones vertidas en el mismo sitio que pontifica la condición "sectaria" del Cristianismo Evangélico. No tiene una letra de desperdicio:
El autor dice: "Según los evangélicos en general, "la salvación personal se consigue por gracia, mediante la fe en Cristo Jesús". Respondo que también lo dice la Palabra de Dios en el escrito del apóstol Pablo a los Efesios: "Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros , sino que es don de Dios. Tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8-9, Biblia de Jerusalén)
El autor, a colación de la frase anterior, también afirma: "La Iglesia Católica tiene una visión más amplia acerca de la salvación." Y el apóstol Pablo le responde: "Pero aún cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema!.." (Gálatas 1:8, Biblia de Jerusalén)
Bendiciones en Cristo Daniel Sapia Webmaster
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