Judas ¿amigo o traidor?
El “evangelio de Judas”
"Por el Lic. Alberto
Avila - No se trata de un documento de origen cristiano. Es un escrito de
una de las tantas sectas gnósticas que pulularon en Egipto hace cientos de
años: los cainitas. Lo cierto es que destacados científicos, historiadores
y teólogos coincidieron en el valor histórico del documento pero negaron
conexión alguna con la iglesia cristiana primitiva y las enseñanzas de las
Sagradas Escrituras. "
“El evangelio de Judas", no
es ni más ni menos que una interpretación errónea pero romántica de una
realidad bíblica desarrollada literariamente por un grupo sectario
gnóstico, los cainitas, de Egipto.
Estas 26 páginas fueron halladas en 1970 en El Minya, Egipto. Luego de
pasar de mano en mano de los mercaderes de antigüedades por años sin que
se le diera mayor importancia, en abril del año 2000, Frieda Nussberger-Tchacos,
reconocida anticuaria de Zürich, Suiza, compra el códice. En vano Tchacos
trata de “sacarle el jugo” en los círculos exclusivos de compradores de
antigüedades. Entre los expertos que analizaron el códice y lo descartaron
por carecer de importancia (a pesar de que el análisis de carbono 14 o
radiocarbono del papiro y el cuero del códice realizado por la Universidad
de Arizona, señalan que el documento data de entre el año 230 y 350 d.C.),
se encuentran : la Biblioteca Beinecke Rare Book and Manuscript de la
Universidad de Yale que decide no comprarlo y Bruce Ferrini, un anticuario
de Akron, Ohio; entre otros centros de arqueología…
De modo que atribuir este documento a la obra de Judas Iscariote resulta
absurdo porque Judas se ahorcó el mismo día en que fue crucificado Cristo.
Aun si quisiéramos aceptar la burda hipótesis de que Judas no se hubiese
suicidado, la datación del manuscrito nos habla per se, de la
imposibilidad de sobrevivencia del discípulo de Jesús hasta esos días.
Según los textos del Nuevo Testamento, Jesús fue crucificado después de
que Judas lo vendiera en el jardín de Getsemaní por 30 monedas de plata a
las autoridades religiosas de la época y fuera entregado a los romanos que
ocupaban la región.
No fue la National
Geographic
El códice fue restaurado y traducido del copto y no lo hizo, como
equivocadamente se afirma, la National Geographic, sino que fue una
fundación que la propia Frieda Nussberger-Tchacos crea y sostiene
especialmente para “investigar el papiro”: la Maecenas Foundation for
Ancient Art, Basilea, Suiza. Realizada la traducción del copto (idioma que
aún hoy hablan los egipcios) por los empleados de Tchacos, es que
“demuestran” que la traición se vuelve un hecho glorioso en Judas
Iscariote, dado que él fue el único que comprendió el mensaje de Jesús,
quien le había pedido que lo entregara…
"Tú, Judas, ofrecerás el sacrificio de este cuerpo de hombre del que estoy
revestido", dice el texto en copto.
Este concepto es propio de las sectas gnósticas como la de los cainitas.
Los gnósticos eran eclécticos: tomaban elementos de todas las creencias
(del judaísmo, del cristianismo, de la religión de Irán, de la mitología y
la filosofía griega), y pretendían crear una doctrina que le permitiera
liberar al ser humano de todas las angustias de esta vida. Creían que el
ser humano era un compuesto de alma, cuerpo y energía, y que el alma era
una chispa de la divinidad, la que caída desde el cielo en este mundo,
quedaba “encerrada en la cárcel que es el cuerpo”. La perfección consistía
en buscar el camino para liberarse, salir o abandonar ese cuerpo.
Los cainitas pensaban que tanto Caín como Judas eran instrumentos de la
voluntad de Dios en contra de la materia, a la que consideraban negativa.
El que Judas hubiera entregado a Jesús significaba que cumplía la voluntad
de Dios para que se produjera la separación del espíritu (energía) y la
materia (cuerpo denso). De ese modo, el hijo verdadero de Dios recobraba
su antigua filiación, transformándose en “energía espiritual”. Es
interesante destacar cómo esos conceptos, fruto del pensamiento gnóstico y
esotérico, se reflejan en “filosofías” del movimiento de la Nueva Era en
la actualidad.
Los gnósticos
El movimiento gnóstico aparece justamente a fines del siglo II y
principios del III en la provincia romana de Asia y en Oriente Medio, en
tanto los cainitas surgieron en el siglo III precisamente en Egipto. Estos
textos ya son mencionados por los primeros cristianos como Ireneo de Lyon,
quien entre los años 180 y 200 escribió sus cinco libros contra las
herejías, de la época, entre otros defensores de la fe cristiana que
rebatieron y demostraron lo erróneo y falaz de las afiebradas doctrinas de
los gnósticos.
Entre los siglos I y IV aparecieron más de cien “evangelios”. Los
canónicos, son cuatro y son los que integran las Sagradas Escrituras base
de la fe cristiana y Palabra revelada por Dios.
Conocer lo que pensaba un movimiento religioso o filosófico en esa época
sirve para la historia de la teología, pero no modifica para nada las
enseñanzas de la Santa y Sagrada Palabra de Dios dada a su iglesia.
Sin Judas, el
cristianismo existiría igual
La figura de Judas Iscariote ha generado ríos de tinta, sobre todo en
vísperas de Semana Santa.
Para el romanticismo, Judas tuvo una existencia trágicamente perfecta.
Prefieren verlo como el discípulo obligado a traicionar al rabí, no por
maldad sino como muestra de amor. Esta hipótesis ya apareció en la
película de Martín Scorsese, “La última tentación de Cristo”, que muestra
las cosas como a muchos les gustaría que fueran pero no como sucedieron
realmente.
Muchas veces nos parecería que Judas fue el partícipe necesario, para que
se desatara el drama de la Pasión de Nuestro Señor. Sin embargo, creo
humildemente que esto no es así.
Los cristianos sabemos que Jesús entregó voluntariamente su vida para
nuestra salvación. De hecho, el mismo Jesús así lo expresa: “Nadie me la
quita (la vida), sino que yo de mi mismo la pongo. Tengo poder para
ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de
mi Padre” (Juan 10:18). Su amor por nosotros lo lleva a afrontar la
muerte, para restaurar la relación del hombre con su Creador.
Además, si Judas no entregaba a Cristo, ¿éste no nos salvaba?...
Debemos preguntarnos en verdad por qué crucifican a Jesús. Los Evangelios
canónicos relatan que Jesús es acusado de blasfemo y de haberse proclamado
Mesías (Rey de los judíos). Su delito fue haber confrontado con los
poderes religiosos y políticos. Esa era razón suficiente para ser
repudiado, humillado y asesinado. Por lo tanto, un Judas en ese contexto
podría haber sido un personaje accidental, no principal. Sin embargo Dios
Todopoderoso en su infinita sabiduría, misteriosamente, decidió resolver
nuestra redención de la forma y manera que nos relata inconfundiblemente
la Biblia y sus Santos Evangelios.
Lic. Alberto Ávila
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