¿
El apóstol Pedro era infalible... ? |
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Ciertamente el poder ilimitado sobre las masas es un anhelo con el cual seguramente y a lo largo de la historia ha soñado todo dictador. Cuando se desea cambiar la realidad, el disponer del poder de impartir disposiciones y creencias sin posibilidad de cuestionamientos es imprescindible para darle credibilidad a los particulares intereses.
Alguien "infalible"
es necesario para fundamentar la divinidad de las "Tradiciones"
que resulten particularmente útiles al momento de sustentar esos
intereses... De acuerdo a la doctrina Católica, el Papa es infalible en materia de doctrina y fe. "Para mantener a la Iglesia en la pureza de la fe transmitida por los apóstoles, Cristo, que es la Verdad, quiso conferir a su Iglesia una participación en su propia infalibilidad. Por medio del "sentido sobrenatural de la fe", el Pueblo de Dios "se une indefectiblemente a la fe", bajo la guía del Magisterio vivo de la Iglesia" # 889 "El oficio pastoral del Magisterio está dirigido, así, a velar para que el Pueblo de Dios permanezca en la verdad que libera. Para cumplir este servicio, Cristo ha dotado a los pastores con el carisma de infalibilidad en materia de fe y de costumbres..." # 890 "El
Romano Pontífice, Cabeza del Colegio episcopal, goza de esta
infalibilidad en virtud de su ministerio cuando, como Pastor y Maestro
supremo de todos los fieles que confirma en la fe a sus hermanos, proclama
por un acto definitivo la doctrina en cuestiones de fe y moral... Esta
infalibilidad abarca todo el depósito de la Revelación divina"
# 891 Quién, cuándo y cómo se promulgó
La doctrina de la "infalibilidad papal" era el sostén final y desesperado que Pío IX esperaba que apoyaría la estructura decrépita del dominio católico romano sobre los gobiernos del mundo y sus ciudadanos. Para establecer este dogma de una vez por todas, el Papa convocó al Concilio Vaticano I, el 8 de diciembre de 1869. Conociendo la historia de los papas, varios obispos católicos se opusieron a declarar dicha doctrina como dogma en el concilio de 1870. En sus discursos, un gran número de ellos mencionó la aparente contradicción entre semejante doctrina y la conocida inmoralidad de algunos papas o el hecho de que se hayan puesto unos contra otros, en especial el caso del Papa Esteban VII (896-897) que llevó al Papa Formoso (891-896) a juicio en el año 896. La famosa historia de un Papa llevado a juicio por otro Papa es algo horrendo, mas considerando que ¡el Papa Formoso había muerto hacía ocho meses! Sin embargo, su cadáver fue desenterrado y llevado a juicio por el Papa Esteban VII. El cadáver putrefacto fue situado en un trono. Allí, frente a un grupo de cardenales y obispos lo ataviaron con ricas vestimentas del papado, se puso una corona sobre su calavera y el cetro del Santo Oficio colocado en los cadavéricos dedos de su mano. Mientras se celebraba el juicio, el hedor del muerto inundaba la sala. El Papa Esteban, adelantándose hacia el cadáver, lo interrogó. Claro está que no obtuvo respuesta, y el Papa difunto fue sentenciado como culpable. Entonces, le fueron quitadas las vestimentas papales, le arrebataron la corona y le mutilaron los tres dedos que había utilizado para dar la bendición papal. Luego, ataron el cadáver a una carroza y lo arrastraron por por las calles de la ciudad, lanzando mas tarde el cuerpo al río Tíber. ("La ascensión y la caída de la Iglesia Católico-Romana", pag. 179 - "Italia Medieval", pag. 395) Antes de que Pio IX abriera el Concilio Vaticano I, el 8 de diciembre de 1869, la oposición a la infalibilidad papal (que ahora todos sabían que el Papa trataba de impulsar a través del Concilio) había aumentado hasta alcanzar proporciones enormes entre los obispos y miembros laicos en general. Ya no era mas la Edad Media, con documentos falsificados para apuntalar la autoridad papal. Los obispos sabían bien que la infalibilidad papal nunca había sido aceptada por la Iglesia sino que había sido negada frecuentemente. Aceptarla ahora sería ir contra siglos de tradición de la Iglesia así como también de las Escrituras. Los que estaban a favor de la infalibilidad, cuando comenzó el Concilio, eran una minoría. Sin embargo, tenían un plan concreto de acción para tomar el control de las posiciones claves en la burocracia del Concilio y de los medios noticiosos de la Iglesia. En esto fueron ayudados por el Papa, la mayoría de la curia y los Jesuitas. Para ganar votos, este grupo de presión "no se acobardó de las intrigas, las promesas y las amenazas" (August Bernhard Hasler, How the Pope Became Infallible (Doubleday & Co. Inc., 1981 - Pag. 64). "Todo está preparado aquí para la proclamación de la infalibilidad", escribió Lord Acton a William E. Gladstone, Primer Ministro de Gran Bretaña, el 24 de noviembre de 1869, dos semanas antes de que el Concilio se convocara formalmente. El chargé d'affaires inglés a la Santa Sede comentó que las preparaciones para hacer pasar a la fuerza la infalibilidad se habían organizado tan bien que : "...los obispos extranjeros hallaron que era perfectamente imposible expresar libremente sus opiniones. Van a recibir una sorpresa desagradable cuando se vean obligados a sancionar algo que ellos en realidad quieren condenar." (Ibid., pp. 66-67) Gran parte de lo que sabemos de la intriga detrás de los bastidores y de la conclusión deshonesta del Concilio Vaticano I es debido a la obra del historiador y erudito suizo August Bernhard Hasler. Durante sus cinco años en el Secretariado para Unidad Cristiana del Vaticano, Hasler tenía acceso a los archivos secretos del Vaticano. De las cosas que se enteró acerca del Concilio Vaticano I fueron tan perturbantes ("Todo el asunto resultó en una clara manipulación del Concilio") que se sintió impulsado a escribir la obra "Cómo el Papa se volvió infalible". Hasler sufrió una "muerte prematura" inmediatamente después que terminara el manuscrito. Por haber escrito la introducción del libro, el teólogo católico Hans Küng fue "despojado de sus privilegios de enseñanza eclesiástica". (August Bernhard Hasler, How the Pope Became Infallible (Doubleday & Co. Inc., 1981 - Pag. 29 y solapa posterior de sobrecubierta). Los católicos devotos de hoy han creído sinceramente la engañosa impresión de que la declaración de infalibilidad del Concilio Vaticano I representaba la mente y voluntad de los obispos que asistieron. Por el contrario, muchos obispos se opusieron firmemente a afirmar la infalibilidad, tanto debido a fundamentos bíblicos como tradicionales. Algunos salieron en protesta antes de que se llevara a cabo el voto final y solo lo afirmaron mas tarde debido a las amenazas del Vaticano. El obispo Lecourtier se sintió tan deprimido por el fraude que "arrojó sus documentos conciliares al río Tiber y se fue de Roma...". Por ese acto lo despojaron de su obispado. (Ibid de la introducción, por Hans Küng, pp. 14) Los obispos asistentes eran virtuales prisioneros. Las visas de salida fueron deliberadamente negadas. Entre los que huyeron de Roma fueron dos obispos armenios, uno de los cuales era Plácido Casangian. Del otro lado de la frontera romana, fuera de la jurisdicción papal, él le escribió al Papa y al Concilio que "bajo la constante amenaza de encarcelamiento y debido a su seria enfermedad, había temido por su vida y pensó que su única seguridad estaba en huir". (Ibid, pp. 97-98) "No debía haber discusión en pequeños grupos... Los discursos del Concilio no podían imprimirse... A los obispos se les prohibió, bajo pena de pecado mortal, decir cualquier cosa acerca de lo que sucedía en el gran salón del Concilio..." (Ibid., pp. 68-69, 78) Los católicos sinceros creen que la infalibilidad papal fue pasada desde Pedro a sus sucesores. Pero en realidad, se la impusieron a la Iglesia a la fuerza, porque un grupo de jefes dentro del Vaticano conspiró para impedir la discusión, manipuló fraudulentamente las elecciones, y literalmente intimó a los obispos a votar, de miedo, por una propuesta a la que estos se oponían. "Las elecciones son deshonestas", fue lo que el arzobispo Georges Darboy anotó en su diario del 20 de diciembre de 1869. Otro obispo se quejó de "la total invalidez de estas elecciones". (Ibid.,71-72) J. H. Ignaz von Dollinger, historiador y teólogo católico, maestro durante 47 años de teología e historia católica romana, fue excomulgado por haber escrito y publicado, justo antes del Concilio Vaticano I, su obra monumental "El Papa y el Concilio". Su crimen había sido señalar que la pretensión del Papa a la infalibilidad carecía de apoyo tanto en la Escritura como en la Tradición de la Iglesia. Esta obra fue inmediatamente colocada en el índice de lecturas prohibidas. El obispo Joseph Hefele de Rottenberg, un ex profesor de historia eclesial, dijo al Concilio Vaticano I: "Perdónenme si hablo llanamente. Estoy familiarizado con las antiguas fuentes documentales de la historia y enseñanza de la Iglesia, con los escritos de los Padres, y las actas de los Concilios, de forma que puedo decir... los he tenido en mis manos noche y día. Pero en todos estos documentos jamás he visto la doctrina [de infalibilidad papal de una fuente fidedigna] El Papa Pío IX fue quien usó el poder de su cargo a fin de forzar a los obispos para que aprobaran un dogma al que la mayoría de ellos se oponía. El obispo Dupanloup anotó el 15 de Abril de 1870, que varios obispos le habían dicho "...preferiría morir antes de ver esto". Algunos obispos "se amargaron de disgusto y aflicción, o cayeron enfermos". Para muchos el Concilio lucía como un juego degradante. Como hemos notado, muchos miembros abandonaron con disgusto el Concilio antes que finalizara. El 17 de Julio de 1870, el día antes que se votara, 55 obispos que se oponían declararon que "por reverencia al Santo Padre no deseaban tomar parte [en la votación]. Luego se fueron de Roma en señal de protesta". (Ibid., pp. 189) El obispo Dupanloup escribió en su diario el 28 de Junio de 1870: "No voy a ir mas al Concilio. La violencia, la desvergüenza, además de la falsedad, la vanidad y el continuo mentir, me obligan a mantenerme distanciado". El 18 de Julio de 1870, el último día del Concilio, solo había 535 votos afirmativos, MENOS DE LA MITAD DE LOS 1.084 miembros originales con derecho a votar. Sin embargo, los periódicos del Vaticano engañosamente lo publicaron como si la aprobación hubiera sido unánime. Mediante amenazas de democión, pérdidas de trabajo y otras presiones, el Papa finalmente se las arregló para obtener la sumisión de la mayoría de los que se oponían. El 26 de Agosto de 1879, 14 teólogos alemanes declararon: "La libertad de toda suerte de coerción moral y de influencias mediante fuerzas superiores es un sine qua non para todos los Concilios ecuménicos. Dicha libertad estaba ausente en esta reunión..." (Ibid., pp. 136, 143-144) Esa fue la manera anti-bíblica y escandalosamente deshonesta en que la infalibilidad se convirtió en dogma de la Iglesia Católica Romana. Lamentablemente, muy pocos católicos conocen los hechos.
Algunos ejemplos de "Infalibilidad Papal" El hecho es que ni en doctrina ni en práctica, han sido los Papas infalibles. Notemos unas cuantas de las cientos de contradicciones que desmienten esta doctrina: Un ex oficial romano, Virgilio, como Papa (537-555) se volvió una figura trágica. Cambiaba su criterio sobre doctrina cada vez que el emperador se lo exigía. Finalmente Virgilio fue declarado hereje y fue excomulgado por el Quinto Concilio General (553), convocado en Constantinopla por el emperador Justiniano. Después de su muerte, el Papa Honorio I (625-687) fue acusado como hereje por el Sexto Concilio Ecuménico (678-687), en el año 680. El Papa León confirmó su condenación. Si los Papas fueran infalibles, ¿cómo puede uno condenar a otro? El Papa Formoso (891-896) llevado a juicio en el año 896 por el Papa Esteban VII (896-897), ocho meses luego de su muerte (como vimos en detalle anteriormente). Luego, el Papa Esteban VII declaró que todas las ordenaciones de Formoso quedaban sin validez. Formoso había ordenado a muchos sacerdotes y obispos quienes, a su vez, ordenaron a multitudes de otros, quienes también hicieron lo mismo. Por lo tanto, una cuestión insoluble continúa actualmente, respecto a cuáles sacerdotes, obispos, etc., hasta la fecha actual pueden estar en la línea de los que ordenó Formoso y por lo tanto, carecen de la genuina autoridad apostólica. El duelo fue autorizado por el Papa Eugenio III (1145-1153). Pero mas tarde el Papa Julio II (1509) y Pío IV (1506) lo prohibieron. En el siglo XI, había tres Papas rivales al mismo tiempo. Todos estos fueron depuestos por el Concilio convocado por el emperador Enrique III. Más tarde, durante el mismo siglo, Clemente III se opuso a Víctor III e incluso a Urbano II ¿Cómo podían ser los Papas infalibles cuando se oponían el uno al otro? Vino luego el gran caos, en 1378, que duró 50 años, cuando los italianos eligieron a Urbano VI y los cardenales franceses a Clemente VII. Estos Papas se maldijeron año tras año hasta que un concilio depuso a ambos y escogieron a otro. El Papa Sixto V hizo preparar una versión de La Biblia, la cuál declaró como auténtica y muy fiel; pero dos años mas tarde, Clemente VIII declaró que estaba llena de errores y ordenó hacer otra. Gregorio I rechazó el título de "Obispo Universal" por considerarlo pagano, profano, supersticioso, orgulloso e inventado por el primer apóstata (Epístola, 5:20-7:33). Aún así, a través de los siglos, otros Papas han reclamado este título. (F. Lacueva, Catolicismo Romano, pp. 36-40) El Papa Adriano II (867-872) declaró el matrimonio civil como válido, pero el Papa Pío VII (1800-1823) lo condenó como no válido. Nicolás V (1447-1455) anuló todos los "documentos, procesos, decretos y censuras" originados por Eugenio IV (1431-1447) contra el Concilio de Basilea, para que se considerara como si nunca hubiera existido.
El Concilio de Constanza (1414-1418) depuso a tres papas, cada uno de los cuales reclamaba ser el único verdadero vicario de Cristo, y cada uno había "excomulgado" a los otros dos. >>> leer más. El Papa Eugenio IV (1412-1432) condenó a Juana de Arco a ser quemada por bruja y hereje. Mas tarde, en 1909, Pio X (1903-1914) la declaró santa. ¿Puede esto ser infalibilidad papal? ¿Cómo
puede ser un Papa infalible, cuando un gran número de ellos ha negado tal
doctrina? El Papa Adriano VI afirmó, en 1523: "Queda por encima de toda duda que un Papa puede errar aun en asuntos tocantes a la fe. Él hace esto cuando enseña herejía por juicio o decreto propio. En verdad, muchos pontífices romanos fueron herejes." (Peter de Rosa, Vicars of Christ: The Dark Side of the Papacy, (Crown Publishers, 1988), p. 204. El Papa Pablo IV, en la Cum ex Apostolatus officio, declaró "por la plenitud del poder papal, que todos los actos de papas herejes quedaban nulos y sin valor". Esta declaración infalible deja en ruinas a la "sucesión apostólica". El propio Papa Juan Pablo II, ha desautorizado explícitamente a los anteriores "Vicarios de Cristo infalibles", al declarar lo siguiente en la "Constitución Apostólica UNIVERSI DOMINICI GREGIS sobre la vacante de la Sede Apostólica y la Elección del Romano Pontífice" Promulgada el 22 de febrero de 1996:
¿ Fue infalible el Apóstol Pedro ? (Extractos de "A Woman Rides the Beast" - Dave Hunt - Harvest House Publisher - 1994)
Si las palabras de Cristo en Mateo 16:18 hicieron a Pedro el primer Papa infalible, entonces existe un gran problema. Las siguientes palabras, de los labios de Pedro, negaron el corazón mismo del evangelio cristiano, declarando que Cristo no necesitaba ir a la cruz: "Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto [la muerte en la cruz] te acontezca" (v.22). El Señor respondió: "¡Quítate de delante de mí, Satanás!" (v.23) Aquí estaba la declaración ex cátedra inicial de Pedro a toda la iglesia (que está registrada en La Biblia) sobre fe y moral (trata del medio de salvación), y esto no era infalibilidad, sino herejía. En el capítulo siguiente, Pedro comete otro grave error, con otro pronunciamiento hereje. Coloca a Cristo en el mismo nivel con Moisés y Elías: "Señor... si quieres hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías" (Mateo 17:4). Esta vez es Dios mismo que desde el cielo reprende al "nuevo Papa": "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a Él oíd" (v.5) Más tarde, temiendo por su vida, Pedro niega con juramento y maldiciones que conocía a Cristo. De nuevo una declaración sobre "fe y moral", a toda la iglesia, al negar a Cristo mismo. Aun si los papas fuesen sus sucesores, Pedro difícilmente podría pasar a ellos una infalibilidad que él mismo obviamente no poseía. Hans Küng, un destacado teólogo católico actual, recientemente destacó que: "El principal texto de prueba citado en el Concilio Vaticano I a favor de la infalibilidad papal, Lucas 22:32 ("pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falte") jamás fue usado siquiera por los canonistas medievales para documentar este dogma, incorrectamente hecho. En este pasaje, Jesús no promete a Pedro libertad de error sino gracia para perseverar en la fe hasta el fin." (August Bernhard Hasler, How the Pope became infallible, 1981, p.8 en la introducción) La naturaleza anti-bíblica del cargo papal le da al hombre que lo ocupa un poder aun mayor que el de un tirano político. Y tanto la oportunidad como la tentación de abusarlo se aumenta inmensurablemente cuando el hombre se considera infalible, algo que ningún gobernante civil se atrevería a reclamar hoy. Para
poder ver el efecto devastador de atribuir semejante autoridad suprema a
un mero hombre, solo se necesita observar la reacción servil de los que
tienen la fortuna suficiente de conocer al Papa en persona, de estrecharle
la mano o de tocarlo. Puede observarse el desbordante entusiasmo de las
decenas de miles de personas que se reúnen cuando el Papa hace acto de
presencia personal. En el servil reconocimiento de la infalibilidad hay
una identificación indeseable de los fieles católicos romanos con el
poder papal. Es una identificación que engendra, aún entre los miembros
comunes de la Iglesia, un orgullo enceguecedor y destructor de pertenecer
a "la Iglesia mas antigua y mas grande... la única verdadera, fuera
de la cual no hay salvación". Dicho engreimiento hace a los
católicos, devotos insensibles a lo que de otra forma serían los
evidente fracasos en su Iglesia, y los mantiene en su poder. Los apologistas católicos se jactan en marcar la diferencia que existe entre "infalibilidad" e "impecabilidad". [1] (¿cómo borrar 1500 años de historias truculentas, de homicidios, adulterios, asesinatos en masa?). Lo inconcebible es que acepten que estos mismos pecadores hayan sido infalibles cuando hablaban ex cátedra -es decir, cuando hicieron pronunciamientos dogmáticos sobre fe y moral a toda la Iglesia. Estos apologistas católicos arguyen que hay una diferencia entre "impecabilidad en carácter y conducta", algo que los papas ciertamente no tuvieron, e "infalibilidad en fe y moral", que todo católico debe creer que tuvieron [2]
(Extractos
de "A Woman Rides
the Beast" - Dave Hunt - Harvest House Publisher - 1994) NOTA ACLARATORIA [3] (desde Julio 2003)
"Entonces [Jesús] les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación." (Lucas 16:15)
Que Dios te bendiga Daniel Sapia
NOTAS:
[1] Nota del Webmaster: Alguna vez, algún sacerdote católico me ha hecho una observación casi "histérica", afirmando que "evidentemente poco conoce del tema aquella persona que no distingue la diferencia entre ser infalible y ser impecable". Es obvio, aceptan que un Papa puede ser pecador.
[2] En su publicación, Dave Hunt coloca una llamada al final del párrafo, haciendo notar que toma la idea de "lo que los apologistas católicos arguyen" según la idea general reflejada en lo escrito por Karl Keating en "Catholicism and Fundamentalism: The Attack on "Romanism" by "Bible Christians" (Ignatius Press, 1988), pp. 215-218."
[3] NOTA ACLARATORIA (desde Julio 2003) En la versión primaria y original de este artículo el párrafo precedente que comienza con "Lo inconcebible es que..." finalizaba con una cita entre paréntesis que parecía dar a entender que el mismo era autoría del apologista católico Karl Keating. ESO NO ES ASI y ya ha sido corregido en el artículo. Reconozco que existió un error de edición y asumo la responsabilidad por la confusión que pudo haber generado. Este fue el caso del Sr. Carlos Caso-Rosendi, autor del artículo "Atar, Desatar y Obrar de Buena Fe" (publicado en Apologética.org), en el cual dedica el 50% del mismo para exponer lo que denomina "citas capciosas, falsas acusaciones, retahíla de acusaciones, acusaciones sin base y subterfugios" de mi "previsible y muy olvidable artículo". Por supuesto comprendo la indignación del Sr. Rosendi, quien afirma: « La cita capciosamente deja creer al lector que el señor Keating ataca la infalibilidad, cuando en realidad el capítulo citado prueba falsas todas las acusaciones que el señor Daniel Sapia hace en su previsible y muy olvidable artículo. [...] La retahíla de acusaciones no se detiene ante la realidad de la historia sino que falsea, tuerce, acusa sin base y menea los hechos saltando de un lado a otro cuando se les responde con la verdad. Jesús fue muy claro cuando advirtió que el que permanece en la mentira es original del primer mentiroso. Y sin faltar a la caridad que es deber católico demostrar a todos, quiero preguntar al señor Sapia si piensa que Dios necesita de todos estos subterfugios para probar Su verdad...» Al escribir esta NOTA ACLARATORIA pretendo no solo disculparme ante todo lector al que pude confundir con mi poco claro párrafo original, sino también dejar en claro que la mitad del escrito del Sr. Rosendi (en lo que se refiere a mis "subterfugios"), ha perdido toda razón y fundamento... ... y que en absoluto necesito de la mentira ni de "subterfugios" para exponer el falso evangelio enseñado desde las cátedras de Roma.
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Daniel Sapia - "Conoceréis la
Verdad"
Apologética Cristiana - ® desde Junio 2000
www.conocereislaverdad.org