"Y
yo también te digo, que tú eres Pedro,
y sobre esta roca edificaré mi
iglesia;
y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.."
MATEO 16,18
EN LOS PADRES
DE LA IGLESIA
Introducción
Según las declaraciones oficiales del Magisterio Católico,
el consenso de los Padres es un criterio fundamental en la recta
interpretación de las Escrituras. Esto está documentado en muchas
declaraciones; me limito a citar dos que son representativas:
Además, para reprimir los ingenios petulantes, [el Sacrosanto Concilio]
decreta que nadie, apoyado en su prudencia, sea osado a interpretar la
Escritura Sagrada, en materias de fe y costumbres, que pertenecen a la
edificación de la doctrina cristiana, retorciendo la misma Sagrada
Escritura conforme al propio sentir, contra aquel sentido que sostuvo y
sostiene la santa madre Iglesia, a quien atañe juzgar del verdadero
sentido e interpretación de las Escrituras Santas, o también contra el
unánime sentir de los Padres, aun cuando tales interpretaciones no
hubieren de salir a la luz en tiempo alguno.
Concilio de Trento, Sesión IV del 8 de abril de 1546 (Denzinger # 786;
negritas añadidas)
A
nadie le es lícito interpretar la misma Escritura contra este sentido ni
tampoco contra el sentir unánime de los Padres.."
Concilio Vaticano I, 1870 (Denzinger # 1788).
Por otra parte, es sabido que Mateo 16,18 es un texto crucial en la
justificación bíblica de los dogmas que establecen al obispo de Roma como
Cabeza visible de la Iglesia.
Sin embargo, los textos patrísticos que he podido recopilar no muestran un
consenso unánime de los Padres en este sentido, ni mucho menos.
He hallado textos de 30 Padres de la Iglesia, que expresan 40 opiniones
sobre el texto en cuestión; la diferencia en los números de autores y el
de opiniones se debe a que algunos Padres, notablemente Jerónimo y
Agustín, expresan más de una interpretación en sus diferentes
escritos.
La interpretación más común en los Padres es que la roca sobre la cual
se edifica la Iglesia no es Pedro personalmente, sino la fe o confesión
que hace Pedro.
Se alinean en esta postura Ambrosiáster, Pablo de Constantinopla, Hilario
de Poitiers, Atanasio de Alejandría, Basilio el Grande, Gregorio de Nisa,
Ambrosio de Milán, Dídimo el Ciego, Epifanio de Salamis, Juan Crisóstomo,
Paladio de Helenópolis, Agustín de Hipona, Cirilo de Alejandría, Isidoro
de Pelucio, Teodoreto de Ciro y Basilio de Seleucia, un total de 16
Padres.
A esto pueden añadirse las interpretaciones que consideran “rocas” todos
los verdaderos discípulos de Cristo porque ellos confiesan lo mismo que
Pedro, y aquí hallamos a Orígenes, Ambrosio de Milán y Agustín de Hipona,
lo cual lleva el total a 20.
La segunda interpretación en frecuencia es la que considera a la Roca
como Cristo mismo.
Es defendida por Tertuliano de Cartago, Afraates el Sirio, Jacobo de
Nisbis, Eusebio de Cesarea, Juan Crisóstomo, Jerónimo, Agustín de Hipona,
Casiodoro, Isidoro de Sevilla, Beda el Venerable y Juan de Damasco. Esto
hace un total de 11 Padres.
Una opinión minoritaria dice que la Roca son todos los Apóstoles
(así Jerónimo e Isidoro de Sevilla) . Otra, elaborada por Cipriano de
Cartago, ve en el episcopado universal la roca sobre la que se fundamenta
la Iglesia.
En uno de sus polémicos escritos, Tertuliano de Cartago afirmó que Pedro y
solamente él, personalmente, es la roca.
No he podido hallar la opinión de que Pedro y sus sucesores en la
figura de los obispos de Roma sean la roca en la literatura patrística
antes de fines del siglo IV.
Dos Padres de dicha época que pueden invocarse a favor de esta posición
son Jerónimo y Agustín. Sin embargo, es interesante que el primero la
exprese en una carta dirigida precisamente al obispo de Roma, y el segundo
en una carta escrita a propósito de una amenaza de cisma.
Además, en otros de sus escritos, Jerónimo expresa que la Roca es Cristo
mismo, o que se trataba de Pedro y los demás los Apóstoles.
Asimismo Agustín, en sus Sermones y Exposiciones dice que:
(1) Pedro era la roca como figura de toda la Iglesia, es decir que, en su
fe y también en su debilidad, representaba a todos los que componen el
Cuerpo de Cristo (Sermón 26)
(2) Que la roca era Pedro, en cuanto permaneciera en la fe (Exp Salm
45:14)
(3) Que la roca era la confesión de Pedro (Sermón 229P).
(4) Que la Roca era Cristo mismo (Exp Salm 61:3)
De modo que el ilustre obispo de Hipona y Doctor de la Iglesia no parece
haber tenido una interpretación única de este versículo.
En definitiva, el único de los Padres que de manera consistente sostiene
que la roca era Pedro personalmente y sus sucesores en la persona de los
Obipos de Roma, es precisamente un Obispo de Roma, León Magno, a
mediados del siglo V.
Por tanto, parece difícil evitar la conclusión de que en este caso en
particular, la interpretación oficial católica no cuenta, ni con mucho,
con el consenso unánime de los Padres.
La única razón que puede aducirse es que el Magisterio hoy la cree.
Es decir, debe ser cierto, sólo porque Roma lo dice y, como todos saben,
"ella no puede equivocarse".
Mateo 16,18 en los Padres de los siglos
II y III
Tertuliano de Cartago (c. 160-220)
Si, porque el Señor le dijo a Pedro, «Sobre esta
roca edificaré mi Iglesia», «a ti te he dado las llaves del reino
celestial», o «cualquier cosa que hayas atado o desatado en la tierra,
será atada o desatada en los cielos», tú por tanto supones que el poder de
atar y desatar se ha derivado hacia ti, es decir, a toda Iglesia similar a
Pedro, ¿qué clase de hombre eres, subvirtiendo y cambiando totalmente la
intención manifiesta del Señor, confiriendo (como lo hizo aquella
intención) esto personalmente a Pedro? «Sobre ti», dice, «edificaré mi
Iglesia»; y «Te daré las llaves a ti», no a la Iglesia; y «lo que
desatares o atares», no lo que «ellos hayan desatado o atado». Pues así
enseña el resultado junto con esto. En (Pedro) mismo la Iglesia fue
criada; esto es, a través de (Pedro) mismo; él mismo probó la llave; tú
ves cuál: «Hombres de Israel, dejad que lo que digo penetre en vuestros
oídos: Jesús Nazareno, hombre destinado por Dios para vosotros», y así.
(Pedro) mismo, por tanto, fue el primero en despejar, en el bautismo de
Cristo, la entrada al reino celestial, en el cual son desatados los
pecados que estaban antes atados; y aquellos que no han sido desatados son
atados, según la verdadera salvación...
Sobre la Modestia, 21 (ANF 4:99)
Otra vez, Él cambia el nombre de Simón a Pedro
... Pero, ¿por qué Pedro? Si era por el vigor de su fe, había muchos
materiales sólidos los cuales podrían prestar su nombre a causa de su
fuerza. ¿Fue porque Cristo era tanto una roca como una piedra? Pues leemos
que fue puesto «como piedra de tropiezo y roca de contención».
Contra Marción, IV, 13 (ANF 3:365)
Orígenes de Alejandría (c. 185-c.254)
Y si nosotros también hemos dicho como Pedro, «Tú
eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente», no como si carne y sangre nos
lo hubiese revelado, sino por la luz del Padre en los cielos habiendo
resplandecido en nuestro corazón, nos tornamos un Pedro, y a nosotros nos
podría decir el Verbo, «Tú eres Pedro», etc. Pues
es una roca cada
discípulo de Cristo de quien bebieron aquellos que bebieron de la roca
espiritual que los seguía, y sobre cada roca así se construye toda palabra
de la Iglesia, y la constitución que corresponde a ella; pues en cada uno
de los perfectos, quienes poseen la combinación de palabras y actos y
pensamientos que llenan la bendición, la Iglesia es construida por Dios.
Comentario sobre Mateo, 10 (ANF 10:456)
La promesa dada a Pedro no es restringida a él,
sino aplicable a todos los discípulos como él.
Pero si supones que sobre este Pedro solamente toda la Iglesia es
construida por Dios, ¿qué dirías sobre Juan el hijo del trueno o de cada
uno de los Apóstoles? ¿Nos atreveremos, de otro modo, a decir que contra
Pedro en particular no prevalecerán las puertas del Hades, pero que
prevalecerán contra los otros Apóstoles y los perfectos? ¿Acaso el dicho
previo, «las puertas del Hades no prevalecerán contra ella», no se
sostiene con respecto a todos y en el caso de cada uno de ellos? ¿Y
también el dicho, «Sobre esta roca edificaré mi Iglesia?» ¿Son las llaves
del reino de los cielos dadas por el Señor a Pedro solo, y ningún otro de
los benditos las recibirá? Pero si esta promesa, «Te daré las llaves del
reino de los cielos» es común con los otros, ¿cómo no lo serán también
todas las cosas de las que previamente se habló, y las cosas que están
subordinadas como habiendo sido dirigidas a Pedro, ser comunes para ellos?
Pues en este lugar estas palabras parecen haber sido dirigidas como sólo a
Pedro ... Pero en el Evangelio de Juan, el salvador habiendo dado a los
discípulos el Espíritu Santo soplando sobre ellos, dijo, «Recibid el
Espíritu Santo»...
«Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente». Y si alguno le dice esto a
Él ... obtendrá las cosas que fueron habladas conforme a la letra del
Evangelio a aquel Pedro, pero, como el espíritu del Evangelio enseña, a
todo el que se torna tal como era Pedro. Pues
llevan el sobrenombre de
«roca» todos los que son imitadores de Cristo, esto es, de la roca
espiritual que seguía a quienes estaban siendo salvados, para que puedan
beber de ella [en] la sequía espiritual. Pero éstos llevan el sobrenombre
de la roca tal como lo hace Cristo. Pero también como miembros de Cristo
que derivan su sobrenombre de Él ellos son llamados cristianos, y de la
roca, Pedro.
Y también en relación con Sus otros nombres, los aplicarás a modo de
sobrenombre a los santos; y a todos los tales se les puede decir la
declaración de Jesús: «Tú eres Pedro», etc., hasta las palabras [no]
«prevalecerán contra ella». Pero ¿qué es el «ella»? ¿Es la roca sobre la
cual Cristo construye la Iglesia, o es la propia Iglesia? Pues la frase es
ambigua. ¿O es como si la roca y la Iglesia fuesen una misma cosa? Yo creo
que esto es lo cierto; pues ni contra la roca sobre la que Cristo
construye la Iglesia, ni contra la Iglesia, prevalecerán las puertas del
Hades...
Comentario sobre Mateo XII, 11 (ANF 10:456)
Cipriano de Cartago (c. 200- 258)
Nuestro Señor, cuyos preceptos y admoniciones
debemos observar, describiendo el honor de un obispo y el orden de Su
Iglesia, habla en el Evangelio, y le dice a Pedro: «Te digo a ti, que tú
eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del
infierno no prevalecerán contra ella. Y te daré las llaves del reino del
cielo, y lo que atases en la tierra, será atado en el cielo, y lo que
desatares en la tierra, será desatado en el cielo». De aquí, a través de
los cambios de tiempos y sucesiones, el ordenamiento de los obispos y el
plan de la Iglesia fluye hacia delante; de modo que la Iglesia está
fundada sobre los obispos, y cada acto de la Iglesia está controlado por
estos mismos gobernantes.
Epístolas 26:1 (ANF 5:305)
Y el Señor también en el Evangelio, cuando los
discípulos lo abandonaron mientras él hablaba, tornándose hacia los doce,
dijo «¿también vosotros os iréis?»; entonces Pedro le respondió: «Señor,
¿a quién iremos? Tú tienes la palabra de vida eterna; y creemos, y estamos
seguros, de que eres el Hijo del Dios viviente».
Aquí habla Pedro, sobre
quien la Iglesia había de ser edificada, enseñando y mostrando en el
nombre de la Iglesia, que aunque una rebelde y arrogante multitud de
aquellos que no oirían ni obedecerían pudiera apartarse, aun así la
Iglesia no se apartará de Cristo; y son la Iglesia quienes forman un
pueblo unido al sacerdote, y el rebaño que se adhiere a su pastor.
Epístolas 68:8 (ANF 5:374)
El Señor le dijo a Pedro: Te digo (dijo Él) que
tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del
Infierno no prevalecerán contra ella. Y te daré las llaves del reino del
cielo, y lo que atases en la tierra, será atado en el cielo, y lo que
desatares en la tierra, será desatado en el cielo (Mateo 16:18-19). A él
de nuevo, después de Su resurrección, le dice:, Alimenta mis ovejas. Sobre
él siendo uno, edifica Su Iglesia; y aunque
Él da a todos los Apóstoles un
poder igual, y dice: Como mi Padre me envió, así también yo os envío;
recibid el Espíritu Santo; a quienes les remitáis los pecados, les serán
remitidos, y a quienes se los retengáis, les serán retenidos (Juan 20:21);
- empero para manifestar unidad, Él por su propia autoridad ha colocado
así la fuente de la misma unidad, como para comenzar de uno.
Ciertamente
los otros Apóstoles también eran lo que era Pedro, dotados de un igual
compañerismo de honor y poder; pero se hace un comienzo desde la unidad,
para que la Iglesia pueda presentarse como una; la cual una Iglesia, en el
Cantar de los Cantares, el Espíritu Santo designa y nombra en la Persona
de nuestro Señor: Mi paloma, Mi inmaculada, no es sino una; ella es la
única de su madre, elegida de ella que la concibió (Cantares 9:6).
Sobre la unidad de la Iglesia 3-4 (ANF 5:672)
Mateo 16,18 en los Padres del siglo IV
(Parte 1 de 2)
Afraates el Sirio (principios del siglo IV)
La fe ... es como una construcción que se
construye de muchas piezas de artesanía y así su edificio se eleva hasta
la cima. Y sabed, mis amados, que en los fundamentos del edificio se
colocan piedras, y así descansando sobre piedras, todo el edificio se
eleva hasta que es perfeccionado. Así también
la verdadera Piedra, nuestro
Señor Jesucristo, es el fundamento de toda fe. Y en Él, en (esta) Piedra,
se basa la fe. Y descansando sobre la fe toda la estructura se eleva hasta
ser completada. Pues es el fundamento lo que constituye el principio de
todo el edificio. Pues cuando alguien es traído cerca de la fe,
es puesto
por él sobre la Piedra, es decir nuestro Señor Jesucristo. Y Su edificio
no puede ser zarandeado por las olas, ni dañado por los vientos. Por los
embates de la tormenta no se cae, porque su estructura está levantada
sobre la roca de la verdadera Piedra. Y en que he llamado a Cristo la
Piedra, no he hablado mi propio pensamiento, sino que los Profetas le
llamaron de antemano la Roca.
Y ahora oíd lo concerniente a la fe que es basada sobre la Piedra, y lo
concerniente a la estructura que se levanta sobre la Piedra ... Así
también que el hombre quien se torna una casa, sí, una morada para Cristo,
preste atención a lo que se necesita para el servicio de Cristo, quien se
aloja en él, y con qué cosas puede complacerle. Pues primero él construye
su edificio sobre la Piedra, la cual es Cristo.
Sobre Él, sobre la piedra,
se edifica la fe ... Todas estas cosas demanda la fe que está basad en
la
roca de la verdadera Piedra, es decir Cristo. Y si por ventura dijeses:
«Si Cristo está puesto por fundamento, ¿cómo es que Cristo también mora en
el edificio cuando éste se completa?» Pues el bendito Apóstol dijo ambas
cosas. Pues dijo: «Yo como perito arquitecto he puesto el fundamento». Y
allí él definió el fundamento y lo hizo claro, pues dijo como sigue:
«Ningún hombre puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual
es Cristo Jesús» ... Y por tanto se cumple aquella palabra, que Cristo
mora en los hombres, a saber, en aquellos que creen en Él, y
Él es el
fundamento sobre el cual se levanta todo el edificio.
Demostraciones Selectas, 1:2-6,13, 19
Jacobo de Nisbis (principios del siglo IV)
La fe está compuesta y compactada de muchas
cosas. Es como un edificio, porque se construye y completa con mucha
esperanza. No ignoras que se ponen grandes piedras en los fundamentos de
un edificio, y entonces todo lo que es edificado encima tiene sus piedras
unidas entre sí, y así se eleva hasta que se completa la obra. Así,
de
toda nuestra fe, nuestro Señor Jesucristo es el firme y verdadero
fundamento; y sobre esta roca se establece nuestra fe. Por tanto, cuando
alguno ha venido a la fe, es puesto sobre
una roca firme, la cual es
nuestro Señor Jesucristo. Y, a llamar a Cristo una roca, no digo nada por
mí mismo, pues los profetas lo han llamado antes una roca.
Sermón 1, Sobre la Fe 1,13
Ambrosiaster (siglo IV)
Pablo escribe sobre las órdenes eclesiásticas;
aquí se ocupa de los fundamentos de la Iglesia. Los profetas prepararon,
los apóstoles establecieron los fundamentos. Por lo cual el Señor le dice
a Pedro: «Sobre esta roca edificaré mi Iglesia», esto es,
sobre la
confesión de fe católica estableceré en vida a los fieles.
Comentario sobre Efesios (PL 17:380)
Eusebio de Cesarea (c. 260-340)
Empero, no errarás en absoluto del ámbito de la
verdad si supones que «el mundo» es en realidad la Iglesia de Dios, y que
su «fundamento» es en el primer lugar, aquella inefablemente sólida roca
sobre la cual está fundada, como dice la Escritura: «Sobre esta roca
edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra
ella»; y en otra parte: «La roca, además, era Cristo». Pues, como el
Apóstol indica con estas palabras: «Nadie puede poner otro fundamento que
el que está puesto, el cual es Cristo Jesús». Entonces, también, luego del
Salvador mismo, puedes rectamente juzgar que
los fundamentos de la Iglesia
son las palabras de los profetas y los apóstoles, de acuerdo con la
afirmación del Apóstol: «Edificada sobre el fundamento de los apóstoles y
los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular».
Comentario sobre los Salmos (PG 23:173, 176)
Pablo de Constantinopla (= Pablo de Emesa, m. 350)
Sobre esta fe la Iglesia de Dios ha sido fundada.
Con esta expectativa, sobre esta roca el Señor Dios colocó los fundamentos
de la Iglesia. Cuando, entonces, el Señor estaba yendo a Jerusalén, les
preguntó a los discípulos, diciendo: «¿Quién dicen los hombres que es el
Hijo del hombre?» Los apóstoles dicen: «Algunos que Elías, otros que
Jeremías, o uno de los profetas». Y Él dice, pero vosotros, esto es, mis
elegidos, vosotros que me habéis seguido por tres años, y han visto mi
poder, y milagros, y presenciaron caminando sobre el mar, quienes han
compartido mi mesa, «¿Quién decís que soy?» Instantáneamente, el Corifeo
de los apóstoles, la boca de los discípulos, Pedro, «Tú eres el Cristo, el
Hijo del Dios viviente».
Homilía sobre la Natividad
Hilario de Poitiers (c. 315-367)
Una creencia de que el Hijo de Dios es Hijo sólo
de nombre, y no en naturaleza, no es la fe de los Evangelios y de los
Apóstoles ... por lo cual pregunto, ¿fue que el bendito Simón bar-Jonás le
confesó, Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente? ... Si Él era Hijo
por adopción, ¿en dónde descansa la bendición de la confesión de Pedro, la
cual ofreció un tributo al Hijo para el cual, en este caso, no hubiese
tenido más derecho que cualquier miembro de la comunidad de los santos? La
fe del Apóstol penetró en una región cerrada al razonamiento humano... Y
esta es la roca de confesión sobre la cual la Iglesia se edifica ... que
Cristo no debe ser solamente nombrado, sino creído, como Hijo de Dios.
Sobre la Trinidad, VI,36 (NPNF2 9:111)
Esta fe es aquella que es el fundamento de la
Iglesia; a través de esta fe las puertas del infierno no pueden prevalecer
contra ella. Esta es la fe que tiene las llaves del reino de los cielos.
Cualquier cosa que esta fe haya desatado o ligado en la tierra será
desatada o ligada en el cielo ... La razón misma por la cual él es
bendecido es que confesó al Hijo de Dios.
Esta es la revelación del Padre,
este es el fundamento de la Iglesia, esta es la seguridad de la
permanencia de ella. De aquí que ella tiene las llaves del reino de los
cielos, de aquí el juicio en el cielo y el juicio en la tierra ...
Sobre la Trinidad, VI,37 (NPNF2 9:112)
Así nuestro único inconmovible fundamento,
nuestra única bendita roca de fe, es la confesión de la boca de Pedro, Tú
eres el Hijo del Dios viviente. Sobre ella podemos basar una respuesta a
toda objeción con la cual el ingenio pervertido o la amarga traición
puedan atacar la verdad.
Sobre la Trinidad, II,23 (NPNF2 9: 58)
Mateo 16,18 en los Padres del siglo IV
(Parte 2 de 2)
Atanasio de Alejandría (c. 297- 373)
Por esto debemos buscar antes que todas las
cosas, si Él es Hijo, y sobre este punto escudriñar especialmente las
Escrituras: «pues esto fue, cuando los apóstoles fueron preguntados, que
Pedro respondió, diciendo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Viviente”
... esta es la verdad y el principio soberano de nuestra fe ... Y como Él
es un fundamento, y nosotros piedras construidas sobre él ... La Iglesia
está firmemente establecida; está fundada sobre la roca, y las puertas del
infierno no prevalecerán contra ella ... Y porque esta es la fe de la
Iglesia, que ellos de alguna manera entiendan que el Señor envió a los
Apóstoles y les mandó hacer de esto el fundamento de la Iglesia.
Cuatro Cartas a Serapión 1:28.
Basilio el Grande (330-379)
Y la casa de Dios, ubicada en los picos de las
montañas, es la Iglesia según la opinión del Apóstol. Pues él dice que uno
debe saber «cómo comportarse en la casa de Dios». Ahora, los fundamentos
de esta Iglesia están sobre las montañas sagradas, ya que
está construida
sobre el fundamento de los apóstoles y profetas.
Una de estas montañas era
ciertamente Pedro, sobre la cual roca el Señor prometió construir su
Iglesia. Verdaderamente por cierto y por el mayor derecho son las almas
sublimes y elevadas, almas que se elevan sobre las cosas terrenales,
llamadas «montañas». El alma del bendito Pedro fue llamada una alta roca
porque él tenía un fuerte asidero en la fe y soportó constante y
valientemente los golpes inflingidos por las tentaciones. Todos, por
tanto, quienes han adquirido un entendimiento de la divinidad – por causa
de la amplitud de la mente y de aquellas acciones que proceden de ella-
son los picos de las montañas, y sobre ellos se edifica la casa de Dios.
Comentario sobre el Profeta Isaías, 2:66 (PG 30:233)
Gregorio de Nisa (c. 330-c. 395)
La calidez de nuestras alabanzas no se extienden
a Simón [Pedro] en cuanto él era un pescador; más bien se extiende a
su
firme fe, la cual es al mismo tiempo el fundamento de toda la Iglesia.
Panegírico sobre San Esteban (PG 46:733)
Ambrosio de Milán (c. 337-397)
La fe, pues, es el fundamento de la Iglesia, pues
no fue dicho de la carne de Pedro (su persona), sino de su fe, que «las
puertas del Hades no prevalecerían contra ella» ... ¡Haz un esfuerzo, por
tanto, en ser una roca! ¡No busques la roca fuera de ti, sino dentro de
ti! Tu roca es tu obra, tu roca es tu mente. Sobre esta roca se construye
tu casa. Tu roca es tu fe, y la fe es el fundamento de la Iglesia. Si eres
una roca, estarás en la Iglesia, porque la Iglesia está sobre una roca. Si
estás en la Iglesia las puertas del infierno no prevalecerán contra ti.
Comentario sobre Lucas VI,98 (CSEL 32:4)
Dídimo el Ciego (c. 318-398)
Cuán poderosa es la fe de Pedro y su confesión de
que Cristo es el Dios unigénito, el Verbo, el verdadero Hijo de Dios, y no
meramente una criatura. Aunque él vio a Dios sobre la tierra vestido de
carne y sangre, Pedro no dudó, pues estaba dispuesto a recibir lo que
«carne y sangre no te han revelado». Más aún, reconoció al consubstancial
y coeterno retoño de Dios, glorificando de este modo aquella raíz
increada, aquella raíz sin comienzo, la cual le había revelado la verdad.
Pedro creyó que Cristo era una misma deidad con el Padre; y así fue
llamado bendito por aquel quien solo es el bendito Señor.
Sobre esta roca
la Iglesia fue construida, la Iglesia a la cual las puertas del infierno
–esto es, los argumentos de los herejes- no vencerán.
Sobre la Trinidad, I, I,30 (PG 39:416)
Epifanio de Salamis (c. 315-403)
Esto es, ante todo, porque él confesó que «Cristo» es «el Hijo del Dios
viviente», y se le dijo, «Sobre esta roca de fe segura edificaré mi
Iglesia» -pues él claramente confesó que Cristo es el verdadero Hijo.
Panarion, II-III
Juan Crisóstomo (c. 347-407)
Por tanto Él añadió esto, «Y te digo, tú eres Pedro, y sobre esta roca
edificaré mi Iglesia; esto es, sobre la fe de su confesión ...
Pues Cristo
no le añadió nada más a Pedro, sino que como si su fe fuera perfecta,
dijo, que sobre esta confesión Él edificaría la Iglesia, pero en el otro
caso [Juan 1:49-50] no hizo nada parecido, sino lo contrario ...
Homilías sobre el Evangelio de Juan XXI,1 (NPNF 14:73)
Su significado [1 Cor 3:11] es este: He predicado a Cristo, os he
entregado el fundamento. «Pues ningún otro fundamento puede un hombre
poner, que aquel que está puesto». Sobre éste entonces edifiquemos, y como
un fundamento adhirámonos a él, como una rama a una viña; y que no haya
distancia entre nosotros y Cristo.
Homilías sobre 1 Corintios VIII, ver. 11 (NPNF 12:47)
Mateo 16,18 en los Padres del siglo V
(Parte 1 de 2)
Jerónimo (342-420)
Empero, aunque tu grandeza me aterra, tu amabilidad me atrae. Del
sacerdote demando el cuidado de la víctima, del pastor la protección
debida a las ovejas ... Mis palabras son dirigidas al sucesor del
pescador, al discípulo de la cruz. Así como no sigo a otro líder que a
Cristo, no comulgo con otro que con vuestra bendición, esto es, con
la
cátedra de Pedro. ¡Pues esta, yo sé, es la roca sobre la cual se edifica
la Iglesia! Esta es la sola casa donde el cordero pascual puede justamente
ser comido. Esta es el arca de Noé, y quien no se encuentre en ella
perecerá cuando prevalece el diluvio.
Carta al papa Dámaso, XV, 2 (NPNF2 6:18)
Si, entonces,
el Apóstol Pedro, sobre quien el Señor ha fundado la
Iglesia, ha dicho expresamente que la profecía y la promesa del Señor
fueron entonces y allí cumplidas, ¿cómo podemos afirmar otro cumplimiento
por nuestra cuenta?
Epístola a Marcela XLI, 2 (NPNF2 6:55)
Pero, dices, la Iglesia fue fundada sobre Pedro: aunque
en otra parte lo
mismo se atribuye a todos los Apóstoles, y ellos reciben todos las llaves
del reino del cielo, y la fuerza de la Iglesia depende de todos ellos por
igual, empero uno de entre los doce es escogido de modo que cuando una
cabeza hubo sido dispuesta, no hubiese ocasión para cisma. ¿Pero por qué
no fue elegido Juan, que era virgen? Se le prestó deferencia a la edad,
porque Pedro era el mayor: uno que era joven, casi diría un muchacho, no
podía ser puesto por sobre hombres de edad avanzada; y un buen maestro que
estaba dispuesto a quitar toda ocasión de contienda entre sus discípulos
... no ha de pensarse que daría causa de envidia contra el joven que había
amado... Pedro es un Apóstol, y Juan es un Apóstol; pero Pedro es
solamente un Apóstol, mientras que Juan es un Apóstol, y un Evangelista, y
un profeta. Un Apóstol, porque escribió a las Iglesias como maestro; un
Evangelista, porque compuso un Evangelio, cosa que ningún otro de los
Apóstoles, excepto Mateo, hizo; un profeta, porque vio en la isla de Patmos, donde había sido exiliado por el emperador Domiciano como un
testigo del Señor, un Apocalipsis conteniendo los ilimitados misterios del
futuro... El escritor virgen expuso misterios que no pudo exponer el
casado, y para resumir brevemente todo y mostrar cuán grande fue el
privilegio de Juan, la Madre virgen fue confiada por el Señor virgen al
discípulo virgen.
Contra Joviniano I, 26 (NPNF2 6:366)
El fundamento singular que el arquitecto apostólico puso es nuestro Señor
Jesucristo. Sobre este estable y firme fundamento, el cual ha sido
depositado sobre terreno sólido, se edifica la Iglesia de Cristo ... Pues
la Iglesia fue fundada sobre una
roca ... sobre esta roca el Señor estableció su Iglesia; y el
Apóstol Pedro recibió su nombre de esta roca (Mt
16,18) ... Ella, que con una firme raíz
está fundada sobre la roca,
Cristo, la Iglesia católica, es la única paloma; ella se yergue como la
perfecta, y cercana a Su diestra, y nada siniestro tiene en ella ...
La
roca es Cristo, quien concedió a sus discípulos que ellos también fuesen
llamados rocas, «Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia».
Comentario sobre Mateo 7:25; Epístola 65:15; Sobre Amós VI,12-13
Paladio de Helenópolis (c. 365-425)
«¿Vosotros, empero, quién decís que soy?» No todos respondieron, sino
solamente Pedro, interpretando la mente de todos: «Tú eres el Cristo, Hijo
del Dios viviente». El Salvador, aprobando la corrección de esta
respuesta, habló, diciendo: «Tú eres Pedro, y sobre esta roca»
-esto es,
sobre esta confesión- «edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no
prevalecerán contra ella».
Diálogo sobre la vida de Juan Crisóstomo (PG 47:48)
Nilo de Ancira (m. hacia 430)
Si, más aún, se significa un hombre del Señor, el primero en ser comparado
con el oro sería Cefas, cuyo nombre es, interpretado, «roca». Este es el
más alto de los Apóstoles, también llamado Cefas, quien
proveyó en su
confesión de fe el fundamento para la edificación de la Iglesia.
Comentario sobre el Cantar de los Cantares (PG 87 [ii]: 1693)
Agustín de Hipona (354-430)
Pues si la sucesión lineal de obispos ha de ser tomada en cuenta, ¡con
cuántos más certeza y beneficio para la Iglesia reconocemos hacia atrás
hasta que llegamos a Pedro mismo, a quien, como llevando en una figura a
toda la Iglesia, el Señor dijo: «Sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y
las puertas del infierno no prevalecerán contra ella»! El sucesor de Pedro
fue Lino, y sus sucesores en una continuidad inquebrantada fueron estos...
Epístola a Generoso , LIII,2 (NPNF2 12:298)
El Evangelio que ha sido leído recién ... nos da a entender que el mar es
el mundo presente, y el Apóstol Pedro el tipo de la única Iglesia. Pues
Pedro, primero en el orden de los Apóstoles, y en el amor de Cristo,
adelantadísimo, responde a menudo solo por todo el resto. De nuevo, cuando
el Señor Jesucristo preguntó, “Pero ¿quién decis vosotros que soy?” Pedro
respondió “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Uno dio la
respuesta por muchos, Unidad en la multiplicidad. Entonces le dijo el
Señor, “Bendito eres tú, Simón bar Jonás, porque carne y sangre no te lo
ha revelado, sino mi Padre que está en el cielo”. Entonces agregó “Y te
digo a ti” . Como si Él hubiera dicho, “Porque tú me lo dijiste a mí, «
eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente», yo también te digo «Tú eres
Pedro»”. Pues antes él era llamado Simón. Ahora, este nombre de Pedro le
fue dado por el Señor, y esto en una figura, que él significaba la
Iglesia. Pues viendo que Cristo es la Roca (Petra), Pedro es el pueblo
cristiano. Pues la roca (Petra) es el nombre original. Por tanto, Pedro es
así llamado por la roca, no la roca por Pedro; al igual que Cristo no es
llamado Cristo por los cristianos, sino los cristianos por Cristo. “Por
tanto”, dijo, “tú eres Pedro; y sobre esta Roca” que tú has confesado,
sobre esta Roca que has reconocido, diciendo “Tú eres el Cristo, el Hijo
del Dios viviente, edificaré mi Iglesia”. Te construiré a ti sobre mí, no
a mí sobre ti.
A continuación Agustín trata del incidente registrado unos pocos
versículos más adelante, en Mateo 16:22ss, donde cuando el Señor anuncia
su pasión, Pedro trata de persuadirlo, y Jesús le dice “Apártate de mí,
Satanás, porque me eres tropiezo”. El obispo de Hipona prosigue:
Distingamos, mirándonos a nosotros mismos en este miembro de la Iglesia,
lo que es de Dios y lo que es nuestro. Pues entonces no vacilaremos,
entonces estaremos fundados sobre la Roca, entonces estaremos fijos y
firmes contra los vientos, y tormentas, y corrientes, las tentaciones,
quiero decir, de este mundo presente. Empero ved a este Pedro, quien era
entonces nuestra figura; ahora confía, ahora vacila; ahora confiesa al
Inmortal, y ahora tema que Él muera. ¿Por qué? Porque la Iglesia de Cristo
tenía tanto débiles como fuertes ... En que Pedro dijo “Tú eres el Cristo,
el hijo del Dios viviente”
representa a los fuertes”; pero en que vacila, y
no admite que Cristo pueda sufrir, en temer la muerte de Él, y no
reconocer la vida, él representa a los débiles de la Iglesia. En aquel un
Apóstol, entonces, esto es Pedro, en el orden de los Apóstoles primero y
principal, en quien la Iglesia estaba figurada, ambas clases estaban
representadas, esto es, tanto los fuertes como los débiles; porque la
Iglesia no existe sin ambos.
Sermón 26.
Cristo, como ves, edificó su Iglesia no sobre un hombre sino sobre la
confesión de Pedro. ¿Cuál es la confesión de Pedro? «Tú eres el Cristo, el
Hijo del Dios viviente». Aquí está la roca para vosotros, aquí el
fundamento, aquí es donde la Iglesia ha sido construida, la cual las
puertas del inframundo no pueden conquistar.
Sermón 229P.1
De aquí que Él amoneste así a Pedro cuando éste le dio mal consejo. Pues
el Señor, cuando estaba a punto de sufrir por nuestra salvación, también
anunció lo que habría de ocurrir concerniente a aquella misma Pasión; y
Pedro dice, «¡Lejos esté esto de Ti!, ¡Dios no lo permita!, ¡Esto no
será!» ... Pero el Señor, para hacerlo que no fuera delante de Él, sino
siguiéndole, dices, «¡Apártate de mí, Satanás!» Es por esta razón que dijo
«Satanás», porque estás pretendiendo ir delante de Él, a quien debes
seguir; pero si estás detrás, si lo sigues a Él, no serás de aquí en
adelante «Satanás». ¿Qué entonces? «Sobre esta Roca edificaré mi Iglesia».
Exposiciones sobre Salmos 40:24 (NPNF 8:127)
Pero inmediatamente cuando el Señor comenzó a hablar de Su Pasión, él
temió que pereciese por muerte, en tanto que nosotros mismos habríamos de
perecer a menos que Él muriese; y dijo: «Lejos de ti, oh Señor, está no
será hecho». Y el Señor, a aquel a quien poco antes le había dicho,
«Benditos eres, y sobre esta Roca edificaré mi Iglesia», le dijo,
«Apártate de mí, Satanás, porque eres una ofensa para mí». ¿Por qué
entonces es «Satán» aquel que poco antes era «bendito» y una «Roca»?
«Porque no saboreas las cosas que son de Dios», dijo Él, «sino aquellas
que son del hombre». Un poco antes él saboreaba las cosas que son de Dios:
porque «no te lo ha revelado carne ni sangre, sino mi Padre que está en
los cielos». Cuando [Pedro estaba] en Dios, alabó su discurso, no Satán
sino Pedro, de petra; pero cuando [estaba] en sí mismo y desde la
enfermedad humana, el amor carnal del hombre, el cuál sería un impedimento
para su propia salvación, y la del resto, es llamado Satán. ¿Por qué?
Porque pretendía ir delante del Señor, y darle consejo terrenal al Líder
celestial... Tú dices, «Lejos esté» y tú dices, «Oh, Señor»; ciertamente
si Señor es Él, sabe lo que hace, sabe lo que dice. Pero tú deseas guiar a
tu Líder, enseñar a tu maestro, mandar a tu Amo, escoger por Dios: has ido
demasiado lejos, retrocede...
Exposiciones sobre Salmos 45:14 (NPNF 8:222-223)
Si en Él hemos sido tentados, en Él vencemos al diablo ... «Sobre la Roca
me has exaltado Tú». Ahora por tanto percibimos aquí quién está clamando
desde los confines de la tierra. Traigamos a la mente el Evangelio: «Sobre
esta Roca edificaré mi Iglesia». Por tanto clama desde los confines de la
tierra Ella, quien Él había querido que fuese construida sobre una Roca.
Pero para que la Iglesia pudiese ser edificada sobre la Roca,
¿quién fue
hecho tal Roca? Escucha a Pablo diciendo: «Pero la Roca era Cristo». En Él
entonces hemos sido edificados. Por esta razón aquella Roca sobre la cual
hemos sido edificados, primero había sido azotada con vientos, inundación,
lluvia, cuando Cristo estaba siendo tentado por el diablo. Ved sobre qué
firmeza Él ha querido establecerte. Con razón nuestra voz no es en vano,
sino que es escuchada con atención: pues en grande esperanza hemos sido
dispuestos: «Sobre la Roca me has exaltado».
Exposiciones sobre Salmos 61:3 (NPNF 8:249)
Mateo 16,18 en los Padres del siglo V
(Parte 2 de 2)
Cirilo de Alejandría (m. 444)
Pero ¿por qué decimos que ellos son «fundamentos de la tierra»? Pues
Cristo es el fundamento y la base inconmovible de todas las cosas ... Pero
los siguientes fundamentos, aquéllos más cercanos a nosotros, puede
entenderse que son los apóstoles y evangelistas, aquellos testigos
oculares y ministros de la Palabra quienes se han levantado para el
fortalecimiento de la fe. Pues cuando reconocemos que sus propias
tradiciones deben ser seguidas, servimos a una fe que es verdadera y no se
desvía de Cristo. Pues cuando [Pedro] sabia y osadamente confesó su fe a
Jesús diciendo, «Tú eres Cristo, Hijo del Dios viviente», Jesús le dijo al
divino Pedro, «Tú eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi Iglesia».
Ahora, por la palabra «roca» Jesús indicó, creo, la inamovible fe del
discípulo...
Comentario sobre Isaías IV,2 (PG 70:940)
«Y te digo, tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las
puertas del infierno no prevalecerán contra ella».
El apodo, creo, llama a
ninguna otra que a la inconmovible y muy firme fe del discípulo «una
roca», sobre la cual la Iglesia fue fundada y hecha firme y permanece
continuamente inexpugnable aun con respecto a las mismas puertas del
infierno.
Diálogo sobre la Trinidad IV (PG 75:866)
Isidoro de Pelusio (m. hacia 450)
Cristo, quien escudriña los corazones, no preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dicen los hombres que yo, el Hijo del Hombre, soy?». No porque no
supiera las diversas opiniones de los hombres concernientes a Él mismo,
sino que estaba deseoso de enseñar a todos la misma confesión la cual
Pedro, inspirado por Él, puso como la base y fundamento, sobre los cuales
el Señor edificó su Iglesia.
Epístola 253
Teodoreto de Ciro (c. 393- c. 458)
Que nadie neciamente suponga que el Cristo es cualquier otro que el Hijo
unigénito. No nos imaginemos más sabios que el don del Espíritu.
Escuchemos las palabras del gran Pedro, «Tú eres el Cristo, el Hijo del
Dios viviente». Escuchemos al Señor Cristo confirmando esta confesión,
pues «Sobre esta roca», dice, «edificaré mi Iglesia y las puertas del
infierno no prevalecerán contra ella». Por tanto también el sabio Pablo,
excelentísimo arquitecto de las iglesias, no fijó otro fundamento que
éste. «Yo», dice, «como perito arquitecto he puesto el fundamento, y otro
construye encima. Pero que cada quien vea cómo edifica. Pues ningún hombre
puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es
Jesucristo». ... Por tanto nuestro Señor Jesucristo permitió al primero de
los apóstoles, cuya confesión Él había fijado como una suerte de cimiento
y fundamento de la Iglesia, que vacilase, y que lo negase, y entonces lo
levantó de nuevo... Ciertamente él está llamando a la fe piadosa y a la
confesión verdadera una «roca». Pues cuando el Señor preguntó a sus
discípulos quién decía el pueblo que era él, el bendito Pedro habló,
diciendo «Tú eres Cristo, el Hijo del Dios viviente». A lo cual el Señor
respondió: «De cierto, de cierto te digo que eres Pedro y sobre esta roca
edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra
ella».
Epístola 146; 77; Comentario al Cantar de los Cantares, II,14. (NPNF2 3)
Basilio de Seleucia (m. cerca de 459)
En obediencia la lengua de Pedro se puso en movimiento y aunque ignorante
de la doctrina, aportó una respuesta: «Tú eres Cristo, Hijo del Dios
viviente»... Ahora Cristo llamó a esta confesión una roca, y nombró a
quien la confesó «Pedro», percibiendo la apelación como apropiada para el
autor de esta confesión. Pues esta es la solemne roca de la religión ,
esta es el muro de la fe y el fundamento de la verdad: «Pues nadie puede
poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Cristo Jesús».
Oración XXV,4 (PG 85:297-298)
León I Magno (papa 440-461)
Nuestro Señor Jesucristo, Salvador de la humanidad, instituyó la
observancia de la religión divina, la cual Él quiso que por la gracia de
Dios derramase su brillo sobre todas las naciones y todos los pueblos de
tal forma que la Verdad, que antes estaba confinada al anuncio de la Ley y
los Profetas, pudiese a través del sonido de trompeta de los Apóstoles
salir para la salvación de todos los hombres, como está escrito: «Su
sonido ha salido a cada tierra, y sus palabras hasta los confines del
mundo». Mas este sacramento misterioso el Señor deseó que fuese la
ocupación de todos los Apóstoles, pero de tal forma que Él ha puesto el
cargo principal en el bendito Pedro, jefe de todos los Apóstoles; y de él
como de la Cabeza desea que sus dones fluyan a todo el cuerpo; de modo que
cualquiera que se atreve a separarse de
la sólida roca de Pedro pueda
entender que no tiene parte ni porción en el misterio divino. Pues Él
deseó que aquel que había sido recibido al compañerismo en Su unidad
indivisa que fuese nombrado como Él mismo lo fue, cuando dijo: «Tú eres
Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia»; para que la edificación
del templo divino por el maravilloso don de Dios pudiese descansar el la
sólida roca de Pedro: fortaleciendo a Su Iglesia tan ciertamente que ni la
precipitación humana pudiera asaltarla, ni las puertas del infierno
pudieran prevalecer contra ella. Pero a esta santísima firmeza de la roca,
levantada, como hemos dicho, por la mano edificadora de Dios, un hombre
debe desear destruirla en extrema impiedad cuando trata de quebrantar el
poder de ella, favoreciendo sus propios deseos, y no siguiendo lo que él
recibió de los antiguos...
Epístola a los Obispos de la Provincia de Viena, X (NPNF2 12:8-9)
Y cuando ellos hubieron registrado las varias opiniones de otras gentes,
Él dijo, «Pero vosotros, ¿quién decís que soy?» ... Ante lo cual el
bendito Pedro, cuya confesión divinamente inspirada estaba destinada a
beneficiar a todas las naciones, dijo, «Tú eres Cristo, el Hijo del Dios
viviente». Y no inmerecidamente fue declarado él bendito por el Señor,
tomando de la piedra angular principal la solidez del poder cuyo nombre
también expresa, él, quien, a través de la revelación del Padre, le
confesó ser a la vez Cristo e Hijo de Dios...
Carta a Flaviano, XXVIII, 5 (NPNF2 12:41-42)
Y si Eutiques hubiese creído esto inteligente y totalmente, nunca se
hubiera retirado del camino de esta Fe. Pues
Pedro recibió esta respuesta
del Señor por su confesión: «Bendito eres tú, Simón bar Jonás; pues carne
y sangre no te lo ha revelado, sino mi Padre que está en el cielo. Y te
digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las
puertas del Hades no prevalecerán contra ella». Pero el que tanto rechaza
la confesión del bendito Pedro como contradice el Evangelio de Cristo,
está muy lejos de la unión con este edificio; pues se muestra a sí mismo
como no habiendo nunca tenido ningún celo por entender la Verdad, y tener
solamente la vacía apariencia de alta estima, quien no adornó las canas de
la ancianidad con ningún juicio maduro del corazón.
Carta al Sínodo de Éfeso XXXIII, 1 (NPNF2 12: 47)
Ya que, por tanto, la Iglesia universal ha devenido una roca (petra) a
través de la edificación de la Piedra original, y el primero de los
Apóstoles, el beatísimo Pedro, oyó la voz del Señor diciendo, «Tú eres
Pedro, y sobre esta roca (petra) edificaré mi Iglesia», quién hay allí que
se atreva a asaltar tal fuerza inexpugnable, a menos que sea el anticristo
o el diablo, quien, permaneciendo inconverso en su impiedad, está ansioso
por sembrar mentira mediante los vasos de ira que son apropiados para su
perfidia, mientras bajo el falso nombre de la diligencia pretende estar en
busca de la Verdad.
Carta a León César CLVI, 2 (NPNF2 12:100)
Y de Su gobierno y protección eterna hemos recibido también el apoyo de la
ayuda de los Apóstoles, la cual ciertamente no cesa en su operación; y
la
fuerza del fundamento, sobre la cual se levanta toda la superestructura de
la Iglesia, no se debilita por el peso del templo que descansa sobre él.
Pues la solidez de aquella fe que fue alabada en el jefe de los Apóstoles
es perpetua; y como permanece aquello que Pedro creyó en Cristo, así
permanece lo que Cristo instituyó en Pedro. Pues cuando, como se ha leído
en la lección del Evangelio, el Señor hubo preguntado a los discípulos
quién creían ellos que era Él, en medio de las variadas opiniones
sostenidas, y el bendito Pedro hubo replicado, diciendo, «Tú eres el
Cristo, el Hijo del Dios viviente», el Señor dice, «Bendito eres tú, Simón
bar Jonás, porque carne y sangre no te lo ha revelado, sino mi Padre que
está en el cielo. Y te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré
mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y te daré
las llaves del reino de los cielos. Y lo que atares en la tierra, será
atado en el cielo; y lo que desatares en la tierra, será desatado también
en el cielo».
La dispensación de la Verdad por tanto permanece, y el bendito Pedro
perseverando en la fuerza de la Roca, que él ha recibido, no ha abandonado
el timón de la Iglesia, que él tomó. Pues él fue ordenado antes que el
resto en tal forma que de ser llamado la Roca, de ser pronunciado el
Fundamento, de ser constituido el Portero del reino de los cielos, de ser
colocado como Árbitro para atar y desatar, cuyos juicios retendrían su
validez en el cielo, de todos estos títulos místicos podemos conocer la
naturaleza de su asociación con Cristo. Y aún hoy él más plena y
efectivamente desempeña lo que le está confiado, y realiza cada parte de
su obligación y encargo en Él y con Él, a través de Quien ha sido
glorificado. Y así, si cualquier cosa es rectamente hecha y rectamente
decretada por nosotros, si cualquier cosa se gana de la misericordia de
Dios por nuestras cotidianas súplicas, es por su obra y méritos cuyo poder
vive y cuya autoridad prevalece en su Sede. Pues esto, amadísimos, fue
ganado por aquella confesión, la cual, inspirada en el corazón del Apóstol
por Dios el Padre, trascendió toda la incertidumbre de las opiniones
humanas, y fue dotada con la firmeza de una roca, la cual ningún asalto
podría conmover. Pues en toda la Iglesia Pedro diariamente dice:
«Tú eres
el Cristo, el Hijo del Dios viviente», y toda lengua que confiesa al Señor
acepta la instrucción que su voz trae. Esta Fe conquista al diablo, y
quebranta las ataduras de sus prisioneros. Nos arranca de esta tierra y
nos planta en el cielo, y las puertas del Hades no pueden prevalecer
contra ella. Pues con tal solidez está dotada por Dios que la depravación
de los heréticos no pueden dañarla ni la incredulidad de los gentiles
vencerla.
Sermón III , 2-3 (NPNF2 12:117)
Y rectamente fue el bendito Apóstol Pedro alabado por confesar esta unión,
quien cuando el Señor estaba averiguando qué conocían de Él los
discípulos, rápidamente se anticipó al resto y dijo, «Tú eres el Cristo,
el Hijo del Dios viviente». Y esto ciertamente vio, no por la revelación
de carne o sangre, que podrían haber retardado su visión interior, sino
por el mismo Espíritu del Padre obrando en su corazón creyente, para que
en preparación para gobernar toda la Iglesia él pudiera primero aprender
lo que habría de enseñar, y para la solidificación de la Fe, la cual
estaba destinado a predicar, pudiese recibir este reaseguro, «Tú eres
Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno
no prevalecerán contra ella». Esta fuerza, por tanto, de la Fe cristiana,
la cual, construida sobre una roca inexpugnable no teme a las puertas de
la muerte, reconoce al único Señor Jesucristo como tanto verdadero Dios y
verdadero Hombre, creyéndolo asimismo el Hijo de la Virgen, quien es el
Creador de su Madre; nacido también al final de los tiempos, aunque es el
Creador del tiempo; Señor de todo poder, y aún así mortal; ignorante del
pecado, y aun así sacrificado por los pecadores según la semejanza de
carne pecaminosa.
Sermón sobre la Pasión, XI Sermón LXII, 2 (NPNF2 12:174)
Mateo 16,18 en los siglos VI a IX
Casiodoro (c. 485- c. 580)
«No será conmovida» se dice acerca de la Iglesia
a la cual sola aquella promesa le ha sido dada: «Tú eres Pedro y sobre
esta roca edificaré mi Iglesia y las puertas del Infierno no prevalecerán
contra ella». Pues la Iglesia no puede ser conmovida
porque se sabe que ha sido fundada
sobre la roca más sólida, a saber, Cristo el Señor ... De este
«fundamento», es inferido rectamente Cristo, quien es una roca
inconmovible y una roca inexpugnable. Concerniente a esto dice el Apóstol:
«Pues ningún otro fundamento puede ningún hombre poner que aquel que está
ya puesto, el cual es Cristo Jesús».
Exposiciones sobre los Salmos 45:5 (PL 70:330)
Gregorio I Magno (nacido c. 540; papa 590-604)
Pero ya que no es mi causa, sino la de Dios, ya que las leyes piadosas, ya
que los santos sínodos, ya que los mismos mandamientos de nuestro Señor
Jesucristo son trastornados por la invención de una cierta orgullosa y
pomposa frase, que sea el piadosísimo Señor que corte el lugar de la
llaga, y ate al paciente remiso en las cadenas de la augusta autoridad.
Pues al ligar estas cosas ajustadamente alivias a la república; y,
mientras cortas estas cosas, provees el alargamiento de tu reinado.
Pues a todos los que conocen el Evangelio les es evidente que por la voz
del Señor el cuidado de toda la Iglesia le fue confiado al santo Apóstol y
Príncipe de todos los Apóstoles, Pedro. Pues a él se le dice, «Pedro, ¿me
amas? Apacienta a mis ovejas». A él le es dicho, «He aquí, Satanás ha
deseado zarandearos como trigo; y yo he orado por ti, Pedro, para que tu
fe no falle. Y tú, cuando te hayas convertido, fortalece a tus hermanos».
A él se le dice, «Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia, y
las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Y te daré las llaves
del reino del cielo; y lo que atares en la tierra será también atado en el
cielo; y lo que desatares en la tierra, será desatado también en el
cielo».
Ved, él recibió las llaves del reino celestial, y le es dado poder para
atar y desatar, le es confiado el cuidado y la principalidad de toda la
Iglesia, y aún así él no es llamado el Apóstol universal; mientras que el
santísimo hombre, mi compañero sacerdote Juan, intenta ser llamado obispo
universal. Estoy forzado a gritar y decir ¡Oh tiempos, oh costumbres!
Ved, todas las cosas en las regiones de Europa son entregadas al poder de
los bárbaros, las ciudades son destruidas, los campos arrasados, las
provincias despobladas, ningún labriego habita la tierra, los adoradores
de ídolos prevalecen y dominan para la matanza de los fieles, y aun sí
sacerdotes, quienes deberían ellos mismos yacer llorando sobre el piso y
en cenizas, buscan para sí nombres de vanagloria, y se glorían en
nombres nuevos y profanos.
¿Defiendo yo mi propia causa en este asunto, piadosísimo Señor? ¿Resiento
que se me haya hecho mal a mí especialmente? No, la causa de Dios
Omnipotente, la causa de la Iglesia universal.
¿Quién es éste que, contra las ordenanzas evangélicas, contra los decretos
de los cánones, presume para usurpar para sí un nuevo nombre? Lo haría
aquél si por él mismo fuese, si pudiera ser sin ninguna mengua de los
demás – codicia ser universal.
Y ciertamente sabemos que muchos sacerdotes de la Iglesia de
Constantinopla han caído a la vorágine de la herejía ... Si entonces
cualquiera de esa Iglesia toma para sí aquel nombre, por el cual se hace
la cabeza de todos los buenos, se sigue que la Iglesia universal cae de su
pedestal (lo cual no permita Dios) cuando aquel que es llamado universal
cae. Pero lejos de los corazones cristianos esté aquel nombre de
blasfemia, en el cual es quitado el honor de todos los sacerdotes,
mientras se lo arroga locamente para sí uno (solo).
Ciertamente, en honor de Pedro, Príncipe de los Apóstoles, le fue ofrecido
por el venerable sínodo de Calcedonia al romano pontífice. Pero ninguno de
ellos ha jamás consentido usar tal nombre de singularidad, no sea que, por
algo que se le da peculiarmente a uno, los sacerdotes en general sean
deprivados del honor que se les debe. ¿Cómo es que nosotros no buscamos la
gloria de este título aun cuando es ofrecida, y otro pretende arrebatarlo
para sí mismo aunque no se le ofrece?
Epístola XX a Mauricio César (NPNF 2 12:170-171)
Isidoro de Sevilla (c. 560-636)
Pedro lleva el carácter de la Iglesia, el cual tiene el poder de perdonar
pecados y de llevar a los hombres desde el Hades hasta el reino celestial
... Todos los Apóstoles también llevan el tipo de la Iglesia entera, ya
que ellos también han recibido un poder igual de perdonar pecados. Ellos
llevan también el carácter de los patriarcas, quienes por la palabra de la
predicación espiritualmente engendraron al pueblo de Dios en todo el mundo
...
Alegorías en el Nuevo Testamento (PL 83:117-118)
El hombre sabio que edificó su casa sobre la roca significa el maestro
fiel, quien ha establecido los fundamentos de su doctrina y vida
sobre
Cristo ... Más aún, Cristo es llamado un «fundamento» porque la fe se
establece en él, y porque la Iglesia católica está construida sobre él.
Etimologías VII,2 (PL 82:267)
Beda el Venerable (c. 673-735)
Tú eres Pedro y sobre esta roca de la cual has tomado tu nombre, esto es,
sobre mí mismo, edificaré mi Iglesia, sobre aquella perfección de la fe
que tú confesaste edificaré mi Iglesia por cuya unanimidad de confesión si
alguno se desviase aunque en sí mismo pareciera hacer grandes cosas, él no pertenece al edificio de mi Iglesia. ... Metafóricamente se le dice a él
que la Iglesia ha de ser construida sobre esta roca, es decir, el Salvador
que tú confesaste, quien ha concedido participación al fiel confesor de su
nombre.
Homilías 23 (PL 94:260)
Juan de Damasco (c. 675-c. 749)
Y Pedro, encendido por un ardiente celo y preparado por el Espíritu Santo,
replicó: «Tu eres Cristo, el Hijo del Dios viviente». ¡Oh, bendita boca!
¡Perfectos, benditos labios! ¡Oh, alma teológica! ¡Mente llenada por Dios
y hecha digna por la instrucción divina! ¡Oh, divino órgano por el cual
Pedro habló! Rectamente eres bendito, Simón hijo de Jonás ... porque ni
carne ni sangre ni la mente humana, sino mi Padre en el cielo te ha
revelado esta divina y misteriosa verdad a ti. Pues nadie conoce al Hijo,
salvo aquél que es conocido por él ...
Esta es la firme e inamovible fe
sobre la cual, como sobre la roca cuyo sobrenombre llevas, la Iglesia está
fundada. Contra ésta las puertas del infierno, las bocas de los herejes,
las máquinas de los demonios –pues ellos habrán de atacar- no
prevalecerán. Ellos tomarán las armas pero no vencerán.
Homilía sobre la Transfiguración (PG 96:554-555)
Pascasio Radberto (c. 785-860)
Hay una respuesta de todos sobre los cuales la Iglesia es fundada y contra
los cuales las puertas del infierno no prevalecerán ... Tan grande fe no
surge excepto de la revelación de Dios el Padre y la inspiración del
Espíritu Santo de modo que cualquiera que tenga fe, como una piedra firme,
es llamado Pedro ... Debiera notarse que
cualquiera de los fieles es una
roca en la medida en que es un imitador de Cristo y es luz en la medida en
que es iluminado por la luz y por esto la Iglesia de Cristo está fundada
sobre aquéllos en cuanto son fortalecidos por Cristo. De modo que
no en
Pedro solo sino sobre todos los Apóstoles y los sucesores de los Apóstoles
se edifica la Iglesia de Dios. Pero estas montañas
son primero edificadas
en la montaña, Cristo, elevada sobre todas las montañas y cerros.... Esta
es ciertamente la vera e inviolable fe dada a Pedro por Dios el Padre,
según la cual si no hubiese habido siempre un Hijo no hubiera habido
siempre un Padre, sobre la cual fe la Iglesia toda está fundada y
permanece firme, creyendo que Dios es el Hijo de Dios.
Comentario sobre Mateo (PL 120:561, 555-556)
Fernando Saraví
Recopilado de Foro Cristiano (www.forocristiano.com)
1° Conclusión: Queda en evidencia la cantidad de Padres de la Iglesia
que consideraron que la "Roca" es la confesión (la fe) de Pedro
o bien que la Roca es Jesucristo mismo.
2° Conclusión:
Asimismo queda en evidencia que la propia Iglesia Católica Romana no se
ajusta a lo que ella misma define, a saber, el evitar interpretar la
Escritura por fuera del consentimiento unánime de los Padre de la
Iglesia, ya que como ha quedado evidenciado, lejos está en el
pensamiento de los Padres la idea de que la "Roca" de Mateo 16,18 esté
orientada a la persona del apóstol Pedro... |