Existe
un libro publicado repetidamente bajo el título «TAXA CAMERAE SEU
CANCELLERIAE APOSTOLICAE», el cual contiene los distintos precios que
deben pagarse para obtener del papa el perdón por cualquier clase de
pecado. Es esta la tarifa estipulada por León X a los vendedores de
indulgencias, los cuales escandalizaron a Martín Lutero, provocando así
el nacimiento de la Reforma.
He
aquí, algunos de los pecados citados con el relativo precio del perdón:
Por delito de impureza, veintisiete liras; por adulterio, ochenta y siete
liras; por homicidio de un sacerdote, veintisiete liras con penitencia
pública, o sesenta y tres con penitencia privada; por matar a un obispo,
ciento treinta y una liras; por el concubinato del sacerdote, veintiuna liras;
por una mujer que bebe un brebaje para provocar un aborto, un ducado y
seis carlines; por la violación de un juramento en relación con asuntos
civiles, siete liras; por un matrimonio en primer grado de parentesco, mil
liras (privada, trescientas); por un soldado de la causa católica que no
acertó a matar a un hereje, la absolución le cuesta treinta y seis
liras.
De
que esta tarifa sea obra verdaderamente de los papas, no existe la menor
duda. Poliodoro Virgilio lo afirma positivamente (De Nat. rer., lib.
VIII), y Claude d'Espence, rector de la Universidad de París,
también (Comentario sobre Tito, 1, 7). Se sabe que Audofredo,
en una obra dedicada a Pío VI, enumera las ediciones de aquel libro,
publicadas en Roma; otras veinticinco ediciones fueron publicadas en
Paris, Colonia y Venecia, una de las cuales apareció bajo los auspicios
de Gregorio XIII.
Recién
después del Concilio de Trento fue cuando se dieron cuenta que los
reformadores hallaron en ese libro un arma formidable contra el papismo, y
el papa pensó una fingida desaprobación, colocando él mismo en el
Indice, en el año 1596, con el simulado pretexto «porque
los herejes lo habían corrompido».
Es
público y notorio que después de la Reforma muchas cosas el papa no se
atrevió a hacerlas públicamente; hoy no autoriza vender como entonces
las indulgencias en las ferias por los saltimbanquis como Tetzel, pero
permanece el hecho de que en su negocio se pretende vender el perdón de
los pecados por dinero.
El
actual papa no puede renegar la obra y el sistema de sus predecesores: El
libro de las tasas papales permanece colgado en el cuello del papado como
un cartel de infamia, y ligado a su persona como la pesada bola del
condenado.
"Diccionario de
Controversia" - Teófilo Gay (1850-1914) - Editorial Clie - p.391,392